domingo, 23 de agosto de 2015

RIESGOS DE LA HIPERTENSION ARTERIAL








Introducción

La Hipertensión Arterial (HTA) es la más común de las condiciones que afectan la salud de los individuos y las poblaciones en todas partes del mundo. Representa por sí misma una enfermedad, como también un factor de riesgo importante para la aparición de otras enfermedades cardiovasculares , fundamentalmente para la Cardiopatía Isquémica, Insuficiencia Cardíaca, Enfermedad Cerebro Vascular, Insuficiencia Renal y contribuye significativamente a la Retinopatía. Por este motivo su control es un punto de partida para la disminución de la morbilidad y mortalidad.
Es una de las enfermedades más estudiadas en el mundo, no en vano ha sido denominada asesina silenciosa, ya que a veces nos percatamos de su existencia cuando es demasiado tarde.

 Tal es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una disminución de 2mg de la Presión Arterial (PA) media de la población produce una reducción de 6 % en la mortalidad anual por accidentes cerebro vascular, 4 % cardiovasculares y el 3 % de todas las causas  asociadas.
La Hipertensión arterial  tiene una distribución mundial y está asociada al modo y estilo de vida de las personas modernas que incluye patrones de alimentación inadecuados, el sedentario, aspectos conductuales relacionados con hábitos tóxicos, disminución de la actividad física y la compleja situación económico social generada por ella.

Esta afección aumenta su frecuencia con la edad y tiene un mayor riesgo en el sexo masculino y en la raza negra. Teniendo en cuenta que casi la mitad de los hipertensos puede controlar su enfermedad con medidas no farmacológicas donde predominen los cambios en los estilos de vida, y el papel que juegan las terapias de relajación en cuanto a modificar los proceso cognitivos, pasividad y receptividad y a largo plazo las modificaciones en las estructuras cognitivas como las creencias, los valores y los compromisos; su bajo costo para el paciente y el estado y la ausencia de efectos adversos hemos decidido realizar este estudio donde integramos una serie de terapias nutricionales que actúan en diferentes esferas, que le acerca a un entrenamiento en la rutina alimentaria , creando independencia en el paciente y por tanto mejorando la eficacia a largo plazo de la terapia.

 Objetivos

Identificar los factores de riesgo más frecuentes y las consecuencias  de la hipertensión arterial

 CONTENIDO

Definición de la presión arterial

La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad crónica caracterizada por un incremento continuo de las cifras de la presión sanguínea en las arterias.
La Hipertensión Arterial es definida como la presión arterial sistólica  de 140 mm de Hg o más (se tiene en cuenta la primera aparición de los ruidos), o una presión arterial diastólica de 90 mm de Hg o más (se tiene en cuenta la desaparición de los ruidos), o ambas cifras inclusive. Esta definición es aplicable a adultos
El diagnostico de Hipertensión Arterial se hace cuando el promedio de dos o más mediciones de la presión diastólica en al menos dos visitas subsecuentes es 90 mm Hg o más o cuando el promedio de múltiples lecturas de la presión sistólica en dos o más visitas subsecuentes es consistentemente mayor de 140 mm Hg.




Hipertensión Arterial Sistólica Aislada: Se define como una HTA sistólica de 140 o más y HTA diastólica menor de 90 (Este tipo de HTA es muy frecuente en los Ancianos).

Hipertensión Limítrofe o Limite: Es un sub grupo caracterizado por la Guía de la OMS – SIH (Sociedad Internacional de Hipertensión) como cifras de TA diastólicas mayores de 140 y menores de 149 y cifras de TA sistólicas menores de 94 y mayores de 90.

Hipertensión Arterial Esencial, Primaria, Idiopática: es la hipertensión sistémica de causa desconocida. Más del 95% de los casos de HTA caen en esta categoría.

Hipertensión Arterial Secundaria: es la hipertensión sistémica de causa conocida
Su importancia radica en que algunas de las causas pueden ser curables quirúrgicamente o con medidas específicas.

Hipertensión Maligna: es el síndrome de marcada elevación de las cifras de TA (diastólica usualmente mayor de 120) con sintomatología variable fundamentalmente neurológica, presentan Papiledema

Cuando medimos la presión arterial, estamos observando la presión que ejerce la sangre sobre la pared de la arteria y la reacción de dicha arteria ante la citada presión en mm Hg.
Por tanto, teniendo en cuenta estos dos factores, la presión de la sangre y la presión de los vasos, se pueden considerar distintas variables:

 Presión sistólica: la que ejerce el corazón en su movimiento de sístole y transmite a la sangre que circula por las arterias.

Presión diastólica: presión mínima del movimiento de sístole cardíaco. También representa la resistencia que ofrecen los vasos al paso de la sangre.
Presión diferencial o de pulso: diferencia entre la presión sistólica y diastólica. Cuando disminuye esta diferencia representa una dificultad circulatoria al paso de la sangre por las arterias.

Presión media dinámica: media de ambas presiones, sistólica y diastólica, aunque su cifra no es una media aritmética auténtica, si no que se representa como « 1/3 de la sistólica más 2/3 de la diastólica». Cada una de estas presiones tiene un significado para el mantenimiento de la homeostasis del organismo.

 Clasificación

La HTA se clasifica teniendo en cuenta diferentes aspectos:

a) Según la magnitud de las cifras tensionales.

Atendiendo a la magnitud de las cifras tensionales, se recomienda una nueva clasificación para los mayores de 18 años, que es aplicable también a los ancianos, porque se ha demostrado que el aumento de las cifras tensionales con la edad no es consecuencia del envejecimiento y el término de hipertensión necesaria en el anciano no se ajusta a la realidad, por lo que en este grupo se aceptan los mismos valores que en el adulto joven. A continuación se expone esta clasificación:

Categoría Sistólica Diastólica
                                         
Óptima Menos de 120 y menos de 80 ( Valor normal)
Normal Menos de 130 y menos de 85
Normal alta 130 - 139 y 85 - 89
Hipertensión
Estadio 1 140 - 159 y 90 – 99 (discreta)
Estadio 2 160 - 179 y 100 – 109 (moderada)
Estadio 3 180 -209 y 110 -119 (severa)
Estadio 4 210 y más y 120 y más (muy severa)

Esta clasificación está basada en el promedio de dos o más lecturas tomadas en cada una de las dos o más visitas realizadas tras al escrutinio inicial. Si bien algunas clasificaciones no aceptan el estadio 4, éste es aplicable sobre todo para designar la categoría más grave de la HTA. Cuando las cifras de TAS o TAD caen en diferentes categorías, la más elevada de las presiones es la que se toma para asignar la categoría de la clasificación.


b) Según el tipo de hipertensión, se clasifica en sistólica, díastólica y sistodiastólica.

La hipertensión sistólica se define como la elevación tensional persistente con cifras de TAS superiores a 140 mmHg y de TAD inferiores a 90 mmHg. Se conoce que su prevalencia es elevada y su importancia estriba no sólo en eso, sino también en el riesgo que comporta en términos de morbimortalidad vascular, puesto que es un factor de riesgo independiente en la cardiopatía isquémica y en la insuficiencia cardíaca.

La hipertensión sistólica aislada (HSA) se clasifica en:
HSA límite, con cifras de 140 a 159 mmHg de TAS y menos de 90 mmHg de TAD.

• HSA clásica, con TAS de más de 160 mmHg.
• HSA desproporcionada; presenta TAS de 200 mmHg o más y TAD de 90 mmHg o más.

Las causas más frecuentes de HSA son: insuficiencia aórtica, fístula arteriovenosa, tirotoxicosis, la enfermedad de Paget y el beriberi, entre otras.

c) Según su evolución, la HTA se clasifica en:

• Fase 1. HTA sin síntomas ni signos de afecciones orgánicas.
• Fase 2. HTA con hipertrofia ventricular izquierda.
• Fase 3. HTA con lesión de "órganos diana" (corazón, riñón, cerebro, grandes arterias), en la que el daño orgánico puede expresarse como infarto del miocardio, enfermedad cerebrovascular, enfermedad arterial oclusiva, aneurisma disecante de la aorta e insuficiencia renal

d) Según su etiología, la HTA se clasifica en primaria y secundaria.

El 95 % de los hipertensos corresponden a la variedad primaria, idiopática o esencial.
El 5 % obedece a hipertensiones secundarias y son potencialmente curables.

 Epidemiología

Se estima que mundialmente 691 millones de personas padecen esta enfermedad. De los 15 millones de muertes causadas por enfermedades circulatorias, 7,2 millones son por enfermedades coronarias y 4,6 millones por enfermedad vascular encefálica. La HTA esta presente en la causalidad de estas defunciones. En la mayoría de los países la prevalencia se encuentra entre un 15% y el 30%. La frecuencia de HTA aumenta con la edad, demostrándose que después de los 50 años casi el 50% de la población padece de HTA. En muchos países es la causa más frecuente de consulta médica y de mayor demanda de uso de medicamentos. En cuanto a su etiología la HTA es desconocida en el 95% de los casos, identificándose como esencial o primaria. El restante 5% es debido a causas secundarias


Tabla 1. Hipertensión arterial: prevalencia, conocimiento, tratamiento y control en sur de América Latina
País
Prevalencia
%
Conoc.
%
Tratam.
%
Control
%
Argentina
26
51
42
13
Brasil
26.8
50
30
10
Chile
22.8
12
26.1
8.2
Ecuador
28.7
41
23
6.7
México
26.5
28
30
22
Paraguay
30.5
33.5
18.3
7.8
Perú
22
40
20
10
Uruguay
33
68
42
11
Venezuela
32.4
47
37
8.5

       

 Causas:


Algunos de los factores ambientales que contribuyen al desarrollo de la hipertensión arterial incluyen la obesidad, el consumo de alcohol, circunstancias de nacimiento y las profesiones estresantes. Se ha notado que en sociedades económicamente prósperas, estos factores aumentan la incidencia de hipertensión con la edad.
Se desconoce el mecanismo de la hipertensión arterial más frecuente, denominada "hipertensión esencial", "Primaria" o "idiopática".
En la hipertensión esencial no se han descrito todavía sus causas específicas, aunque se ha relacionado con una serie de factores que suelen estar presentes en la mayoría de estos sujetos. Conviene separar, aquellos relacionados con la herencia, sexo, edad y raza y por tanto poco modificables, de aquellos otros que se podrían cambiar al variar los hábitos, ambiente, y costumbre de las personas, como: la obesidad, la sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de anticonceptivos orales y un estilo de vida muy sedentario.



 No modificables

Factores genéticos

La predisposición a desarrollar hipertensión arterial está vinculada a que un familiar de primer grado tenga esta patología. Aunque se desconoce el mecanismo exacto, la evidencia científica ha demostrado que cuando una persona tiene un progenitor (o ambos) hipertensos, las posibilidades de desarrollar hipertensión son el doble que las de otras personas con ambos padres sin problemas de hipertensión.

Sexo

Los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial que las mujeres hasta que éstas llegan a la edad de la menopausia. A partir de esta etapa la frecuencia en ambos sexos se iguala. Esto se debe a que la naturaleza ha dotado a la mujer con unas hormonas que la protegen mientras está en la edad fértil (los estrógenos) y por ello tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, las mujeres jóvenes que toman píldoras anticonceptivas tienen más riesgo de desarrollar una patología cardiaca.



Edad y raza

La edad es otro factor que influye sobre las cifras de presión arterial, de manera que tanto la presión arterial sistólica o máxima como la diastólica o mínima aumentan con los años y lógicamente se encuentra un mayor número de hipertensos a medida que aumenta la edad.
En cuanto a la raza, los individuos de raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollar hipertensión que los de raza blanca, además de tener un peor pronóstico.

 Modificables

Sobrepeso



Los individuos con sobrepeso están más expuestos a tener más alta la presión arterial que un individuo con peso normal. A medida que se aumenta de peso se eleva la tensión arterial y esto es mucho más evidente en los menores de 40 años y en las mujeres. La frecuencia de la hipertensión arterial entre los obesos, independientemente de la edad, es entre dos y tres veces superior a la de los individuos con un peso normal.
No se sabe con claridad si es la obesidad por sí misma la causa de la hipertensión, o si hay un factor asociado que aumente la presión en personas con sobrepeso, aunque las últimas investigaciones apuntan a que a la obesidad se asocian otra serie de alteraciones que serían en parte responsables del aumento de presión arterial. También es cierto, que la reducción de peso hace que desaparezcan estas alteraciones.

Sodio

El consumo de sal induce y mantiene la hipertensión arterial. La hipertensión sensible a la sal es el tipo más frecuente de hipertensión primaria. La hipertensión sensible a la sal consiste en un incremento exagerado en la presión inducido por el consumo de sal.
Aproximadamente un tercio de la población normotensa y dos tercios de la hipertensa son sensibles a la sal. En esa parte de la población, al aumentar la ingesta de sal se aumenta la presión osmótica sanguínea al retenerse agua, aumentando la presión sanguínea.

Renina

Se ha observado que la renina, secretada por el riñón y asociada a la aldosterona, tiende a tener un rango de actividades más amplio en los pacientes hipertensos. Sin embargo, la hipertensión arterial asociada a un bajo nivel de renina es frecuente en personas con ascendencia negra, lo cual probablemente explique la razón por la que los medicamentos que inhiben el sistema renina-angiotensina son menos eficaces en ese grupo de población.




Resistencia a la insulina

En individuos normotensos, la insulina estimula la actividad del sistema nervioso simpático sin elevar la presión arterial. Sin embargo, en pacientes con condiciones patológicas de base, como el síndrome metabólico, la aumentada actividad simpática puede sobreponerse a los efectos vasodilatadores de la insulina. Esta resistencia a la insulina ha sido propuesta como uno de los causantes del aumento en la presión arterial en ciertos pacientes con enfermedades metabólicas.

Diabetes

Los pacientes diabéticos tienen, en promedio, una presión arterial más elevada que el resto de la población.






Apnea durante el sueño

La apnea del sueño es un trastorno común y una posible causa de hipertensión arterial. El tratamiento de este trastorno por medio de presión aérea positiva continua u otros manejos, mejora la hipertensión esencial.

 Otras causas

Vasculares


Entre el 2,5 y el 6 por ciento de los problemas relacionados con el riñón pueden influir en la aparición de la hipertensión arterial. De hecho, suponen entre el 2,5 y el 6 por ciento de las causas. Las principales patologías vasculares que influyen son:

- Enfermedad renal poliquística.
- Enfermedad renal crónica.
- Tumores productores de renina.
- El síndrome de Liddle.
- Estenosis de la arteria renal.

Endrocrinológicas



Las causas endocrinas representan entre el 1 y el 2 por ciento. En éstas se incluyen desequilibrios hormonales exógenos y endógenos. Las causas exógenas incluyen la administración de corticoides.

Aproximadamente el 5 por ciento de las mujeres que toman anticonceptivos orales pueden desarrollar hipertensión

Los factores de riesgo para la hipertensión asociada con el consumo de anticonceptivos orales incluyen la enfermedad renal leve y la obesidad.
Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden tener efectos adversos sobre la tensión arterial. Estos fármacos bloquean tanto la ciclooxigenasa-1 (COX-1) como las enzimas COX-2. La inhibición de la COX-2 puede inhibir su efecto natriurético que, a su vez, aumenta la retención de sodio. Los antiinflamatorios no esteroideos también inhiben los efectos vasodilatadores de las prostaglandinas y la producción de factores vasoconstrictores, es decir, la endotelina-1. Estos efectos pueden contribuir a la inducción de la hipertensión en un paciente con hipertensión controlada o normotenso.

Las causas hormonales endógenas incluyen:

- Hiperaldosteronismo primario.
- El síndrome de Cushing.
- Feocromocitoma.
- Hiperplasia suprarrenal congénita.

Las causas neurogénicas incluyen:

- Tumores cerebrales.
- Poliomielitis bulbar.
- Hipertensión intracraneal.

Además existen drogas y toxinas que pueden propiciar la aparición de la hipertensión:

- Alcohol.
- Cocaína.
- Ciclosporina, tacrolimus.
- Fármacos antiinflamatorios no esteroides.
- Eritropoyetina, nicotina.
- Medicaciones adrenérgicas.
- Descongestionantes que contienen efedrina.
- Remedios a base de hierbas que contienen regaliza.

Por último, existen algunas enfermedades que se relacionan con la hipertensión como son el hipertiroidismo e hipotiroidismo, la hipercalcemia, el hiperparatiroidismo, la acromegalia, la apnea obstructiva del sueño y la hipertensión inducida por el embarazo.

Consecuencias de la hipertensión arterial

La hipertensión es una enfermedad silenciosa que no presenta síntomas. Si no se trata puede producir diversos daños orgánicos. Corazón, cerebro, riñones, vasos sanguíneos y ojos son particularmente vulnerables.

Posibles daños al corazón por la hipertensión




Una hipertensión no tratada puede causar diversos daños al corazón.


Cuanto más alta es la presión arterial, más tiene que trabajar el corazón (es decir, el ventrículo izquierdo) para bombear la sangre a la arteria principal (aorta). El músculo cardiaco tiene que adaptarse a este aumento del estrés con el tiempo, y se engrosa. Además del engrosamiento de las fibras del músculo cardiaco (hipertrofia del músculo cardiaco), se desarrolla más el tejido conjuntivo entre las fibras musculares. Es lo que se llama "corazón hipertenso".
El músculo cardiaco se hace más rígido a consecuencia de estos procesos de reconstrucción. El paciente con hipertensión percibe esto como una mayor disnea por esfuerzo. Otro problema es que el flujo de la sangre al músculo cardiaco no avanza al mismo ritmo que el crecimiento del músculo cardiaco. Las arterias más pequeñas que recorren el músculo cardiaco a menudo están contraídas por la alta presión (microangiopatía) de forma que puede ponerse en riesgo el aporte de oxígeno y nutrientes a las capas más profundas del miocardio. Por ello, el paciente hipertenso experimenta a menudo dolor en el pecho. Si no se trata, se produce un fallo cardiaco (insuficiencia cardiaca) crónico con agrandamiento de los ventrículos.
Además, el típico modelo de corazón hipertenso muchas veces implica arritmia (alteración del ritmo cardiaco) en forma de las denominadas extrasístoles y fibrilación auricular. La hipertensión también promueve un endurecimiento de las arterias (arterioesclerosis) - el daño arteriosclerótico de las arterias coronarias se conoce como arterioesclerosis coronaria, un factor de riesgo mayor de la enfermedad cardiaca coronaria (CHD) con dolorosas contracciones torácicas (angina de pecho) y, por tanto, del infarto de miocardio.

Posibles daños al cerebro por la hipertensión




La hipertensión no tratada puede causar daños al cerebro


La hipertensión es el factor de riesgo más importante del ictus. Comparado con las personas con presión arterial normal, el riesgo de padecer un ictus en pacientes con hipertensión aumenta de 3 a 4 veces. El 80% de los ictus se debe a una oclusión vascular y el 20% a una hemorragia cerebral. En cerca de un tercio de los casos, la oclusión peligrosa de un vaso cerebral se produce por un coágulo de sangre que se ha desprendido de una calcificación de la pared vascular en el interior de la carótida o la aorta.
En particular, las arterias del cuello cerebral (macroangiopatía) resultan alteradas por la hipertensión en términos de arterioesclerosis. Las oclusiones o la estenosis grave en personas que tiene la presión arterial alta pueden producirse también en los vasos más grandes del cerebro y causar un ictus. En el cerebro la alteración del torrente circulatorio también puede afectar a los vasos pequeños hasta sus ramificaciones finas (microangiopatía). Se produce un aporte crónico insuficiente de oxígeno y nutrientes. En consecuencia, se altera el funcionamiento del cerebro, es decir, se observa un deterioro mental prematuro (demencia vascular).

Posibles daños a los riñones por la hipertensión




La hipertensión no tratada puede causar daños a los riñones.


La hipertensión y sus cambios arterioescleróticos son especialmente dañinos para los vasos sanguíneos más pequeños en los riñones, que participan en el sistema de filtración renal (nefroesclerosis). Si la diabetes mellitus (diabetes) se suma a una presión arterial alta, los riñones están sometidos a un riesgo en particular. En el caso de daños a los riñones está alterada la regulación del equilibrio de líquidos y se produce una acumulación de residuos metabólicos en el organismo. Esto se conoce como insuficiencia renal. Además, debido a los daños en el sistema de filtración, los riñones ya no pueden retener sustancias, como determinadas proteínas (albúmina), que también son importantes para el organismo. Por tanto, se incrementa su eliminación por la orina (microalbuminuria o macroalbuminuria/proteinuria).
Un deterioro del flujo sanguíneo renal no sólo altera la función excretora de los riñones, sino que también activa una presión arterial que regula (hipertensor) un sistema hormonal en el tejido renal, el sistema renina-angiotensínico que a su vez produce un aumento de la presión arterial. Sin ningún tratamiento, estos cambios pueden producir una debilidad renal crónica e incluso.

Otros daños posibles a órganos por la hipertensión



La hipertensión no tratada puede dañar los órganos corporales.


Además, los bloqueos vasculares relacionados con la arterioesclerosis en los vasos de la pelvis y de las piernas pueden dañar la retina ocular (retinopatía relacionada con hipertensión) que, a largo plazo, produce trastornos de la visión.
La hipertensión generalmente hace que los vasos sanguíneos se vuelvan rígidos y frágiles. Si se deposita grasa e incrustaciones en los vasos sanguíneos, se reduce su diámetro, produciendo trastornos circulatorios (arterioesclerosis). Aparte de la hipertensión, las concentraciones elevadas de colesterol, la diabetes, el tabaquismo, la obesidad, la inactividad física y el estrés también fomentan la arterioesclerosis.

 Síntomas de la hipertensión arterial

Según, Julián Segura, el presidente de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (Seh-Lelha), “la mayor limitación a la hora de detectar la hipertensión es que la mayoría de los casos de hipertensión transcurren sin que haya ningún síntoma y, por tanto, la enfermedad pasa desapercibida, con el riesgo que eso conlleva”.
Segura indica que hay síntomas inespecíficos, como las cefaleas, que ayudan a detectarla porque ponen en alerta al paciente que decide ir al médico o acudir a la farmacia a que les tomen la tensión. Sin embargo, señala que esos síntomas no se pueden atribuir a la hipertensión porque coinciden en el tiempo como respuesta al dolor.
En el caso de los hipertensos que han estado sin diagnóstico durante mucho tiempo, el presidente señala que estos pueden sufrir en un momento dado una complicación, como una angina de pecho, que es un síntoma derivado de esa complicación.
La mayor parte del tiempo, no hay síntomas. En la mayoría de los pacientes, la hipertensión arterial se detecta cuando van al médico o se la hacen medir en otra parte.
Debido a que no hay ningún síntoma, las personas pueden sufrir cardiopatía y problemas renales sin saber que tienen hipertensión arterial.
La hipertensión maligna es una forma peligrosa de presión arterial muy alta. Los síntomas 



abarcan: 


·         Dolor de cabeza fuerte
·         Náuseas o vómitos
·         Confusión 
·         Cambios en la visión  
·         Sangrado nasal




      Tratamiento

  1. El objetivo del tratamiento es reducir la presión arterial, de tal manera que tenga un menor riesgo de complicaciones.
  2. Si el paciente tiene prehipertensión, el médico le recomendará cambios en el estilo de vida para bajar la presión arterial a un rango normal. Rara vez se utilizan medicamentos para la prehipertensión.
  3. El paciente puede tomar muchas medidas para ayudar a controlar su presión arterial en casa, como:
·         Consumir una alimentación cardiosaludable, que incluya potasio y fibra.
·         Tomar mucha agua.
·         Hacer ejercicio con regularidad, al menos 30 minutos de ejercicio aeróbico por día.
·         Si fuma, dejar de hacerlo.
·          Reducir la cantidad de alcohol que toma.
·         Reducir la cantidad de sodio (sal) que consume; consumir menos de 1,500 mg por día.
·         Mantener un peso corporal saludable.
·         Reducir el estrés. Evite los factores causantes y pruebe con meditación o yoga.

Hay muchos diferentes medicamentos para tratar la hipertensión arterial.

  • A menudo un solo fármaco para la presión arterial no es suficiente para controlarla, y es posible que usted necesite tomar dos o más.
  • Es muy importante que usted tome los medicamentos que le recetaron.
  • Si presenta efectos secundarios, el médico puede sustituirlos por un medicamento diferente.
A la hora de tratar la hipertensión hay dos bloques fundamentales de acciones a realizar:

Ø  Mejora de los hábitos de vida

El paciente tiene que llevar una dieta saludable, disminuir el consumo de calorías, de azúcares y grasas y aumentar la práctica de ejercicio físico. Estas dos prácticas tienen como resultado un mejor control del peso y si el peso está bien controlado es una manera sencilla de controlar la hipertensión.
Julián Segura, presidente de la Sociedad Española de la Hipertensión- Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (Seh-Lelha), señala que muchos hipertensos surgen porque las personas llevan tiempo sin cuidarse y ganan unos kilos. “Cuando el hipertenso ya está identificado, parte de su tratamiento es controlar bien su peso, evitar ganar kilos, tener una vida activa y evitar llevar una sedentaria”.
Por último, Segura recomienda que si el paciente es fumador, conviene que abandone ese hábito y si suele consumir alcohol, es aconsejable que lo reduzca considerablemente.

Ø  Tratamientos farmacológicos

En caso de que los cambios de los hábitos de vida no funcionen, hoy en día existen tratamientos farmacológicos que son muy útiles para controlar la presión arterial. Inicialmente estos tratamientos comienzan con un solo fármaco. No obstante, en algunos casos esta medida no es suficiente y necesitan combinar con dos o tres medicinas para controlar la presión arterial.
Debido a que la hipertensión arterial es una enfermedad crónica, es fundamental que los pacientes sean constantes con los tratamientos. Según los datos de la Seh-Lelha, el 90 por ciento de los pacientes diagnosticados de hipertensión no lleva a cabo las recomendaciones de los especialistas en materia de higiene o dieta y el 50 por ciento no sigue los tratamientos que tienen prescritos.
Esto se debe a que como es una patología que se padece durante muchos años, los pacientes tienden a relajarse con las instrucciones que le da el médico. Esto puede tener una serie de consecuencias. La principal es que tendrá la hipertensión mal controlada, lo que a largo plazo puede derivar en complicaciones cardiovasculares mayores como infarto de miocardio, ictus, deterioro de la función renal o de la circulación de las piernas, entre otros.

¿Cuándo debe recomendar el especialista la automedición de la presión arterial?

En líneas generales, el profesional sanitario puede recomendar la automedición de la presión arterial siempre (salvo algunas excepciones, principalmente en pacientes obsesivos y con tendencia a la automedicación). Se trata de un método eficaz que permite conocer la tensión del paciente fuera de la consulta, en su vida cotidiana, evitando así el conocido como fenómeno de la bata blanca (la sensación que experimentan los pacientes al llegar al centro sanitario y ponerse frente al profesional sanitario. Este fenómeno provoca que la presión arterial de los pacientes se eleve un poco con respecto a su cifra normal).
La automedición de la presión arterial debe realizarse por la mañana y por la noche, tras un reposo previo de 3 minutos. La posición adecuada es la siguiente: sentado, con las piernas sin cruzar, la espalda apoyada en la silla y el brazo en donde se coloque el manguito apoyado sobre la mesa. Es recomendable que el manguito se ponga en el brazo (y no en la muñeca, salvo excepciones -personas obesas.
Tras la automedición, el paciente debe registrar los resultados obtenidos apuntándolos en un cuaderno. Deberá llevar este cuaderno al profesional sanitario correspondiente (médico o enfermero) cuando tenga su cita para revisarlos juntos. Con estos resultados, el profesional valorará el tratamiento y seguimiento del paciente.

Medicamentos antihipertensivos

Medicamento
Presentación Dosis min Dosis máx(mgs) (mgs) (mgs)
Diuréticos
Hidroclorotiazida 25 ,50 12.5 200
Clortalidona 15, 25 15 50
Indapamida 2.5 1.25 5
Bendroflumetiazida 5, 10 5 20

Betabloqueadores
Atenolol100 25 100
Acebutolol 200 200 600
Metoprolol 50, 100 25 450
Propanolol 10, 40,160 40 640
Bisoprolol 5, 10 2.5 40
Alfa2 agonistas centrales
Clonidina 0.1 0.1 1.2
Metil dopa 250 250 2500
Vasodilatadores
Hidralazina 25, 50 50 300
Monoxidil 2.5, 5 2.5 80
Bloqueadores alfa
Prazoxina 1, 2 , 5 1.2 20
Terazosina 2, 5 1.2 20
Doxazosina 2, 4 2 16
Bloqueadores mixtos alfa y beta
Labetalol 100, 200 200 1200
Carvedilol 6.25, 25 12.5 50
Simpaticolitico de acción periférica
Guanetidina 10 2.5 25                
Simpaticolitico de Acción central
Reserpina 0.1 0.1 0.25
 Anticalcicos
Nifedipina 10 30 100
Verapamilo retard 120 480
Nicardipino 20,30, 40 30 120
Lacidipino 4 2 4
Inhibidores de la ECA
Benazapril 5,10, 20 10 80
Fosinopril 20 10 80
Ramipril 2.5, 5 2.5 20

 

Grupos especiales de riesgos

Dentro de la población hipertensa de determinados grupos que por presentar características especiales capaces de agravar la hipertensión ameritan una conducta diferenciada.

Estos son:
Ancianos Indicaciones: Tiazidicos, Betabloqueadores( Sobre todo si hay Cardiopatía isquemica asociada), Anticalcicos de acción retardada (AAR), IECAS.

Negros. Indicaciones: Tiazidicos, Anticalcicos (AAR), Bloqueadores Alfa – 1.

Diabéticos. Indicaciones: IECAS, Anticalcicos, Diuréticos. Drogas de segunda línea: Vasodilatadores, Bloqueadores Alfa – 1.

Dislipidemicos. Indicaciones: Bloqueadores Alfa – 1, IECAS, Anticalcicos(AAR) Bloqueadores de receptores de Angiotensina, Agonistas centrales adrenergicos.

Embarazadas Indicaciones: Metildopa, Diuréticos o Betabloqueadores. Contraindicaciones: IECAS, Bloqueadores Alfa, Guanetidina, Clonidina.

Hipertrofia Ventricular Izquierda. Indicaciones: Betabloqueadores, Anticalcicos(AAR), IECAS.

Cardiopatías Coronarias. Indicaciones: Betabloqueadores, Anticalcicos(AAR) IECAS.

Insuficiencia Cardiaca. Indicaciones: IECAS, Carvedilol + IECAS, Bloqueadores de los receptores de Angiotensina.

Insuficiencia Renal. Los IECAS, tienen un mayor efecto protector.

EPOC y Asma bronquial. No deben usarse: Betabloqueadores pueden empeorar el broncoespasmo. Anticalcicos agravar la hipoxemia. IECAS producir tos.

Hiperuricemia.  Los diuréticos (especialmente los tiazidicos) pueden aumentar el ácido úrico serico. No deben usarse en pacientes con Gota.

Enfermedad Vascular Periférica.  Los bloqueadores adrenergicos pueden empeorar la insuficiencia Vascular Periférica.

Enfermedad Cerebrovascular. La HTA es la causa más frecuente de esta entidad, los eventos emergentes requieren la aplicación de una reducción lenta y gradual de las cifras de TA.

Uso de Anticonceptivos orales. Se ha reportado que la hipertensión arterial es de dos a tres veces más común en mujeres que usan anticonceptivos orales especialmente en obesas y mujeres mayores que en mujeres que no consumen anticonceptivos orales. Aumenta el riesgo en las fumadoras. Si en una mujer que toma anticonceptivos orales aparece hipertensión se aconseja el abandono de los mismos.

Cirugía (Pre y Perioperatorio). Cifras de tensión arterial de 180/110 mm Hg o mayores se asocian con un riesgo elevado de eventos isquemicos perioperatorios los pacientes sin tratamiento antihipertensivo previo deben ser tratados con un betabloqueador cardioselectivo antes y después de la operación. Deben evitarse los anticalcicos debido al riesgo de sangramiento.

Estrógenoterapia de Reemplazo.  Algunas pacientes han experimentado aumentos de la tensión arterial atribuibles a la terapéutica de reemplazo hormonal, por ello se recomienda monitorizar la TA de las pacientes sometidas a esta terapéutica.

Criterios para definir un paciente como controlado

A todo paciente hipertenso se le debe tomar como mínimo la presión arterial cada tres meses.
Paciente controlado: Aquel que en todas las tomas de presión arterial durante un año (4 como mínimo) ha tenido cifras inferiores a 140/90, o adecuadas para grupos de riesgo. Ej. Diabetes 130 / 85 mm Hg

Paciente parcialmente controlado: Aquel que en el período de un año ha tenido el 60% o más de las tomas de presión arterial con cifras inferiores a 140/90.

Paciente no controlado: Aquel que en el período de un año, menos del 60% de las cifras de presión arterial hayan sido de 140/90 o mayores. Acorde a grupos de riesgo


 Prevención

Tener hábitos de vida saludable y, sobre todo, evitar el sobrepeso y la obesidad son los principales factores para prevenir la aparición de la hipertensión.
Los especialistas señalan que llevar una dieta sana y practicar ejercicio puede ayudar a que la población general esté exenta de sufrir esta patología.
En los casos en los que en la familia haya antecedentes de hipertensión y por tanto haya una predisposición a ser hipertenso a lo largo del tiempo, este factor genético supone una llamada de atención adicional a que el paciente cuide esos hábitos de vida y vigile sus cifras de tensión arterial.

Patogenia

La presión arterial es producto del gasto cardíaco y la resistencia vascular sistémica. Por lo tanto, los factores determinantes de la presión arterial son factores que afectan al gasto cardíaco y a la fisiología y estructura de las arteriolas. Por ejemplo, el aumento de la viscosidad de la sangre tiene efectos significativos sobre el trabajo necesario para bombear una cantidad dada de sangre y puede dar lugar a un aumento persistente de la presión arterial. Las condiciones de maleabilidad de la pared de los vasos sanguíneos (componentes pulsátiles) afectan la velocidad del flujo sanguíneo, por lo que también tienen una potencial relevancia en lo que respecta a la regulación de la presión arterial. Además, los cambios en el espesor de las paredes vasculares afectan a la amplificación de la resistencia vascular periférica en pacientes hipertensos, lo que conlleva a reflexión de ondas en dirección a la aorta y opuestas al flujo sanguíneo, aumentando la presión arterial sistólica. El volumen de sangre circulante es regulada por el Sodio desde el sistema renal y el manejo del agua, un fenómeno que juega un papel especialmente importante en la hipertensión sensible a las concentraciones de Sodio sanguíneas.
La mayoría de los mecanismos asociados a la hipertensión secundaria son generalmente evidentes y se entienden bien. Sin embargo, aquellos relacionados con la hipertensión esencial (primaria) son mucho menos comprendidos. Lo que se sabe es que el gasto cardíaco se eleva a principio del curso natural de la enfermedad, con una resistencia periférica total (RPT) normal. Con el tiempo, disminuye el gasto cardíaco hasta niveles normales, pero se incrementa la RPT. Tres teorías han sido propuestas para explicar este fenómeno:
1.   La incapacidad de los riñones para excretar sodio, resultando en la aparición de factores que excretan sodio, tales como la secreción del péptido natriurético auricular para promover la excreción de sal con el efecto secundario de aumento de la resistencia periférica total.
2. Un sistema renina-angiotensina-aldoesterona hiperactivo que conlleva a una vasoconstricción y la consecuente retención de sodio y agua. El aumento reflejo del volumen sanguíneo conduce a la hipertensión arterial.
3.   La hiperactividad del sistema nervioso simpático, dando lugar a niveles elevados de estrés.
También se sabe que la hipertensión es altamente heredable y poligénicas (causadas por más de un gen) y varios genes candidatos se han postulado como causa de esta enfermedad.
Recientemente, el trabajo relacionado con la asociación entre la hipertensión esencial y el daño sostenido al endotelio ha ganado favor entre los científicos enfocados en la hipertensión. Sin embargo, no está del todo claro si los cambios endoteliales preceden al desarrollo de la hipertensión o si tales cambios se deben principalmente a una persistente presión arterial elevada.

Lesiones a órganos

Los órganos cuya estructura y función se ven alterados a consecuencia de la hipertensión arterial no tratada o no controlada se denominan «órganos diana» e incluyen el sistema nervioso central, arterias periféricas, corazón y riñones, principalmente. La asociación entre la presión arterial y el riesgo de cardiopatías, infarto agudo de miocardio, derrame cerebral y enfermedades renales es independiente de otros factores de riesgo. Por ejemplo, en individuos comprendidos entre las edades de 40 y 70 años de edad, cuando la presión arterial se encuentra entre 115/75 a 185/115 mmHg, cada incremento de 20 mmHg en la presión sistólica o de 10 mmHg en presión diastólica duplica el riesgo de aparición de alguna de estas enfermedades.

Ojo


·   Retinopatía hipertensiva: vasoespasmo, aumento del brillo arterial, cruces arterio-  venosos patológicos (signo de Gunn), hemorragias, exudados, papiledema y trombosis  retinianas venosas.

Sistema nervioso central

La hipertensión arterial persistente puede causar un accidente cerebrovascular trombótico o embólico, infartos lacunares o un accidente cerebrovascular hemorrágico con hematoma intracerebral, entre otros. Tanto la presión sistólica y diastólica elevadas son perjudiciales; una presión diastólica de más de 100 mmHg y una presión sistólica de más de 160 mmHg han dado lugar a una incidencia significativa de enfermedades cerebrovasculares. Otras manifestaciones de la hipertensión incluyen la encefalopatía hipertensiva, lesiones microvasculares cerebral y la demencia de origen vascular como consecuencia de múltiples infartos del sistema nervioso central.

Arterias periféricas

  • Disfunción endotelial crónica, con vasoconstricción inapropiada, liberación de especies reactivas de oxígeno, inflamación, aumento de actividad protrombótica y reducción de la fibrinólisis.
  • Remodelado parietal y estrechamiento luminal a expensas de redistribución de músculo liso de la túnica media arterial.
  • Arterioloesclerosis con engrosamiento de la túnica media (de Monckeberg).
  • Ateroesclerosis progresiva de grandes vasos, en especial de vasos cerebrales, aorta,coronarias y arterias de los miembros inferiores, generando hipoperfusión crónica subclínica o sintomática.
  • Aneurismas, complicados eventualmente con disección o ruptura, especialmente a nivel de aorta torácica.

Corazón.

Hipertrofia ventricular izquierda: en inicio hay engrosamiento parietal sin incremento de la masa ventricular total (remodelado concéntrico); luego se desarrolla franca hipertrofia concéntrica, que podría llegar a fase dilatada (hipertrofia excéntrica).

  • Fibrosis miocárdica, como parte del proceso de hipertrofia, con deterioro de la distensibilidad parietal y de las propiedades viscoelásticas del miocardio contráctil.
  • Isquemia microvascular coronaria, principalmente por rarefacción de la red capilar y disfunción endotelial de los vasos remanentes.
  • Síndrome coronario agudo: angina inestable o infarto sin onda Q (también conocido como infarto sin elevación de segmento S-T).
  • Infarto agudo miocárdico.
  • Disfunción diastólica ventricular izquierda, a consecuencia de isquemia, hipertrofia y fibrosis ventricular, que conducen a anomalías regionales y globales de la relajación y, en fases más avanzadas, de la distensibilidad.
  • Disfunción sistólica ventricular izquierda, con caída de la fracción de eyección ventricular izquierda (FE, el porcentaje de toda la sangre que, habiendo llenado el ventrículo en diástole, es bombeada de manera efectiva fuera de la cavidad).
  • Insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) global; como consecuencia de la falla ventricular izquierda hay además compromiso secundario del hemicardio derecho, con dilatación de cámaras e hipertensión arterial pulmonar secundaria.
  • Valvulopatías calcíficas degenerativas de hemicardio izquierdo, en especial de las válvulas mitral (insuficiencia) y aórtica (estenosis o insuficiencia).
  • Fibrilación auricular (arritmia supra-ventricular).
  • Arritmias ventriculares, como consecuencia de micro-reentrada por fibrosis, lesión o isquemia.

 

Riñones

  • Microalbuminuria, marcador temprano de nefropatía y factor independiente de riesgo de morbimortalidad cardiovascular.
  • Fibrosis tubulointersticial del parénquima renal.
  • Glomeruloesclerosis focal y difusa con pérdida de nefronas, como consecuencia de hipertensión intraglomerular crónica.
  • Isquemia renal crónica debida a ateroesclerosis acelerada de las arterias renales.
  • Infarto renal, por ateromatosis de arterias renales o embolia.
  • Reducción de la tasa de filtrado glomerular, por la pérdida de masa de nefronas         funcionales, proceso progresivo que se ve acelerado en hipertensos y más aún en presencia de diabetes mellitus.
  • Insuficiencia renal crónica como evento terminal.


Principales medidas:

  • Reducir el peso corporal en los pacientes hipertensos con sobrepeso.
  • Reducir el consumo de sal a 4-6 gramos al día; consumir menos productos                 preparados y en conserva, y no salar los alimentos en su preparación o presentación en la mesa. Existen pacientes que no responden a la restricción salina.
  • Reducir la ingesta de alcohol, en las mujeres debe ser inferior a 140 gramos a la        semana y en los hombres inferior a 210 gramos a la semana.
  • Ejercicio físico, preferentemente pasear, correr moderadamente, nadar o ir en            bicicleta, durante 30-45 minutos, mínimo 3 veces por semana.
  • Reducir el consumo de café. No más de 2-3 cafés al día.
  • Consumir alimentos ricos en potasio, como legumbres, frutas y verduras.
  • Abandonar el hábito de fumar.
  • Seguir una dieta rica en ácidos grasos polinsaturados y pobre en grasas saturadas.



Además de las medidas recomendadas, el hipertenso dispone de una amplia variedad de fármacos que le permiten controlar la enfermedad. El tratamiento debe ser siempre individualizado.
Para la elección del fármaco, hay que considerar factores como la edad, el sexo y la etnia del paciente, el grado de hipertensión, la presencia de otros trastornos (como diabetes o valores elevados de colesterol), los efectos secundarios probables y los costos de los fármacos y de las pruebas necesarias para controlar su seguridad.
Habitualmente,los pacientes toleran bien los fármacos. Pero cualquier fármaco antihipertensivo puede provocar efectos secundarios. De modo que si estos aparecen, se debería informar de ello al médico para que ajuste la dosis o cambie el fármaco.

 Medición:

Existen tres tipos de aparatos para medir la presión arterial:

  1. El esfigmomanómetro de mercurio, es el más exacto y menos expuesto a errores,      para su uso se requiere un fonendoscopio.



  1. El esfigmomanómetro de aire, es el más utilizado y es también un aparato preciso e igualmente necesita de un fonendoscopio para su uso.



  1. El aparato electrónico, este tipo de aparato se utiliza mucho para realizar el               autocontrol, no necesita fonendoscopio porque lleva un detector del pulso incorporado, es de fácil manejo. Se trata de un aparato muy sensible a los ruidos y a los movimientos, para que los valores obtenidos sean exactos, es necesario que el brazo no se mueva y que no se hable.

Es importante que el aparato esté en buenas condiciones y se revise periódicamente. Además, para medir la presión arterial se requiere que el sujeto cumpla una serie de condiciones:

·         Debe estar relajado.
·         Sentado y con el brazo derecho sobre la mesa.
·         Sin que la ropa le presione el brazo.
·         Las piernas no deben estar cruzadas.
·         Con la vejiga urinaria vacía.
·       Sin haber comido, fumado, bebido alcohol ni hecho ejercicio físico pesado en los             treinta minutos anteriores a la medición.

Para medir la presión arterial debe colocarse el manguito del esfigmomanómetro a la altura del corazón. El borde superior del mismo debe estar como mínimo 2cm por encima de la flexura del codo. A continuación se infla el manguito hasta una presión de 180 mm de Hg, si se sabe que en determinaciones anteriores, la presión sistólica era superior a esta cifra, se infla hasta una presión 20 mm Hg por encima de la última conocida. Se coloca la campana del fonendo allí donde previamente se ha localizado el latido arterial en la flexura del codo y se procede a desinflar poco a poco el manguito. El primer latido que se escucha corresponde a la presión sistólica o máxima y la desaparición del latido a la presión diastólica o mínima. En los niños y también en algunos adultos, los latidos no desaparecen; entonces se considera como presión diastólica aquella en la que se modifica la tonalidad de los latidos.

 Clasificación y definición de los métodos de medición de la presión arterial
Los métodos de medición de la presión arterial se pueden clasificar en:
• M. del Cambio de color capilar.
• M. del Pulso.
• M. Auscultatorio.
• M. Oscilométrico.
• M. Ultrasónico / Doppler
• M. Intraarterial o Directo.
Todos y cada uno de estos métodos tienen limitaciones y también su utilidad, pero no por eso vamos a dejar de mencionarlos, ya que su conocimiento nos amplia las posibilidades de la medición de la Presión Arterial según el momento en que nos encontremos y la precisión que se necesite obtener de dicha medición.

 ¿Qué hacemos cuando medimos la presión arterial?
 En la medición de la presión máxima y mínima que ejerce la sangre a su paso por las arterias podemos utilizar métodos internos y externos. Internos como el catéter intraarterial y externos como el manguito de goma. Cuando usamos el manguito de goma, tomamos la tensión en comparación, ya que medimos la presión que hay dentro de dicho manguito cuando observamos una serie de ruidos en la arteria que se colapsa, también el aspecto que toma la piel al cambio de irrigación sanguínea arteriocapilar o la sensación que sentimos al presionar la arteria con nuestros dedos al tomar el pulso arterial, descubriendo la permanencia o ausencia del mismo en función de la presión de dicho manguito. Tomando como base las observaciones que hemos manifestado, podemos describir cada método y sus limitaciones, de la siguiente manera.

Descripción de cada método añadiendo las principales fuentes de error o sus limitaciones

Método de cambio de color capilar. Consiste en dejar isquémica la zona distal de un miembro con la aplicación de presión por medio del manguito de goma, midiendo la presión de dicho manguito con un anemómetro de mercurio o aneroide.  Procedimiento: Se eleva la presión del manguito hasta que la zona distal del miembro está pálida. Después se baja lentamente la presión de dicho manguito hasta observar que la piel de dicha zona distal se sonrosa. La cifra que observamos en el esfigmomanómetro en el momento del cambio de color. Representa la PRESIÓN MEDIA DINÁMICA.

Método del pulso. Consiste en hacer desaparecer y aparecer de nuevo el pulso de una arteria que ha sido colapsada con un manguito de goma. Procedimiento: Se coloca un manguito de goma alrededor de un miembro mientras se observa el pulso en su zona distal (por debajo del manguito). Se eleva la presión del manguito hasta que desaparezca el pulso y posteriormente se baja lentamente la presión observando el momento en que vuelve a observarse el pulso. La cifra que aparece en el esfigmomanómetro en ese momento representa la PRESIÓN MÁXIMA.

 Método auscultatorio. Consiste en hacer desaparecer los sonidos del pulso tras colapsar una arteria con un manguito de goma y, posteriormente volverlos a escuchar determinando la tensión arterial máxima y mínima según la naturaleza de dichos sonidos. Es el método mas usado y también el mas investigado, por tanto profundizaremos en él más adelante.

Método oscilométrico. Consiste en observar las oscilaciones que se manifiestan en un oscilómetro al colapsar una arteria y posteriormente determinamos la tensión máxima y mínima en función de las características de las oscilaciones. Es un método menos exacto que el anterior, pero por su utilidad en algunos casos especiales, analizaremos las equivalencias de los sonidos del método anterior con las amplitudes oscilométricas de éste.

Método ultrasónico/doppler. Este método utiliza el ultrasonido para determinar las presiones máxima y mínima de la sangre a su paso por las arterias. Los valores quedan registrados digitalmente y solamente se utiliza en servicios especializados por su elevado precio.
Procedimiento: Se coloca la sonda arterial sobre la arteria a observar y por efecto Doppler se mide el valor de la tensión arterial máxima y mínima. El efecto Doppler se basa en la variación de la frecuencia de la onda debida al movimiento relativo entre el emisor y el observador .

Método directo o intraarterial. Consiste en medir la presión máxima, mínima y media dinámica de la sangre al paso por la arteria canalizada a través de un transductor que hace transformar dichas presiones en dígitos observables. Es necesario heparinizar las vías para su correcto funcionamiento. Es el único método exacto, pero es el más traumático. Sólo se utiliza en monitorizaciones en Unidades de Cuidados Intensivos.
Los métodos más utilizados y que vamos a tratar a continuación más extensamente son el auscultatorio y el oscilométrico. Ambos métodos se utilizan de una forma exhaustiva en la práctica asistencial, sobre todo en enfermería aunque es una técnica que también utiliza el médico pero suele delegarla al profesional enfermero. De los dos métodos a los que hemos reducido este trabajo, el auscultatorio, por ser el método externo menos traumático, es el más usado, el más exacto, el más estudiado e investigado.
 Por tanto, como método externo en el que se toma el valor de la presión arterial por comparación a la presión que existe en un manguito de goma, es necesario establecer unas normas para poder respetar los principios de la física y así poder conocer todas las situaciones que pueden alterar los valores medidos para poder corregirlos. Vamos a proponer un procedimiento para la medición de la Presión Arterial, que está de acuerdo con las Recomendaciones de las Comisiones de la American Heart Association and Cardiac Society of Great Britain and Ireland , y lo comentaremos detalladamente.

El método auscultatorio para la toma de la presión arterial

Consiste en colocar un manguito de goma, que está introducido dentro de una camisa de tela, alrededor de una extremidad, fijándolo entre si con correas o con velcro, posteriormente elevando la presión del aire contenido en la citada bolsa de goma, consigue que presione al miembro y a las arterias que suministran riego sanguíneo a la extremidad, observando por audición con un fonendoscopio los sonidos que se originan por los cambios de régimen laminar a régimen turbulento de la sangre que circula por las arterias de dicha extremidad. Midiendo en mm Hg la presión que se origina en el interior de dicho manguito.

 Descripción del procedimiento

1º) Medición del perímetro de ambos brazos para la elección de la anchura del manguito adecuado (ancho del manguito ideal = perímetro del brazo en cm x 0,4). Si no disponemos de varios manguitos, debemos aplicar el aumento o reducción que plantea la tabla según el ancho del manguito utilizado en relación al perímetro medido.

2º) Colocación del individuo para valorar la presión arterial en decúbito supino o en sedestación con el brazo a explorar a la altura del esternón y apoyado (sin tensión muscular).

3º) Ajustar el manguito de goma, vacío de aire, en el tercio medio del brazo.

4º) Palpar el pulso braquial. (Para colocación del fonendoscopio).

5º) Cerrar la llave de la pera de goma y elevar rápidamente la presión del manguito, 30 mm Hg por encima de la desaparición del pulso radial.

 6º) Colocar la campana con membrana del fonendoscopio sobre la arteria braquial.

7º) Abrir suavemente la llave de la pera de goma, dejando bajar la presión de 2 a 3 mm Hg por segundo y 1 mm Hg por latido del pulso en las bradicardias.

8º) Escuchar atentamente los sonidos que determina de la sangre por la arteria: Sonidos de Korottkoff.
Primero: Sonido de toque tenue, corresponde a la máxima.
Segundo: Sonido soplante.
Tercero: Desaparece el soplo y se escucha el sonido de toque fuerte y vibrante.
Cuarto: Cambio de tono, pasa el sonido de fuerte a apagado. Representa la 1ª mínima. Siendo utilizada cuando el 5º sonido es 0.
Quinto: Comienzo del silencio. No hay sonido. Representa la 2ª min. Es la más utilizada.

9º) Anotar las cifras obtenidas del brazo de mayor presión (puesto que debe tomarse en ambos brazos la primera vez y dejar como brazo patrón el de mayor presión) en la gráfica en forma de segmento o en cifra como un quebrado; señalando como numerador la máxima y como denominador la mínima. Proponemos que esta última técnica sea la que se utilice ya que deberemos aproximar la cifra de presión al milímetro y no al centímetro como se realiza en algunos servicios.

Causas internas que ocasionan error en la medida de la presión arterial

(1) Arritmias.- En las arritmias la PA varia en función del llenado del ventrículo, por tanto cada contracción tendrá una PA distinta. Como lo que necesitamos conocer es la media hemodinámica, tomaremos la PA tres veces con un intervalo de 5 minutos y anotaremos la media de todas las mediciones realizadas.

(2) Extrasístoles.- Tras la pausa compensadora de una extrasístole se produce una mayor PA debido a un llenado excesivo del ventrículo. Por tanto haremos como en el caso anterior, la tomaremos tres veces despreciando la PA más alta puesto que el resto de tomas serán prácticamente iguales.

(3) Fibrilación auricular.-  Una fibrilación auricular se manifiesta como una arritmia en el pulso. Por lo tanto, actuaremos con el mismo procedimiento descrito anteriormente para las arritmias .

(4) Estenósis aórtica.-  Cuando existe una estenosis aórtica pasa a turbulento el régimen laminar de la sangre a su paso por las arterias, por lo que es audible. Esta patología hace que el quinto sonido de Korottkoff se alargue hasta que la presión mínima o diastólica sea cero. Para conocer la presión mínima debemos utilizar el cuarto sonido de Korottkoff.

(5) Insuficiencia aórtica.-  Esta patología se caracteriza por el flujo retrógrado de sangre desde la aorta al ventrículo izquierdo, produciendo un sonido como en el caso anterior

Causas externas que ocasionan error en la medida de la presión arterial

(1) Falta de calibración del aparato.- Sí no está calibrado el aparato, es imposible predecir el error, y saber si es por defecto o por exceso, por tanto es necesario que periódicamente se manden los aparatos de toma de tensión a revisar por un técnico especializado.

(2) Manguito no colocado en la cara interna del brazo o sobre la arteria
 Si la bolsa de goma está colocada lejos de la arteria que debe comprimir para impedir el paso de la sangre, previamente tiene que comprimir otros tejidos y esto hace que aumente la cifra de la PA, por tanto nos dará cifras superiores a las que en realidad tiene la arteria. Esto se subsana haciendo coincidir los tubos de goma del manguito con la cara interna del brazo. No importa que estén por la parte superior o inferior.

(3) Manguito inadecuado al perímetro del brazo.-  Más ancho de lo que corresponde, PA más baja. Más estrecho de lo que corresponde, PA más alta. El manguito correspondiente o adecuado sería: = perímetro del brazo en cm. x 0,4.







Conclusion 
1.- Es un factor de riesgo importante para otras enfermedades, fundamentalmente para la Cardiopatía Isquémica, Insuficiencia Cardíaca, Enfermedad Cerebro Vascular, Insuficiencia Renal y contribuye significativamente a la Retinopatía
2.- Es una de las enfermedades más común y la más estudiadas en el mundo
3.-La ingestión de alcohol, el tabaquismo y los antecedentes familiares de hipertensión arterial se erigieron como los principales factores de riesgo asociados según las investigaciones realizadas.

Bibliografía









19. Anexos