Introducción
La Hipertensión Arterial (HTA) es la más común de las condiciones que afectan
la salud de los individuos y las poblaciones en todas partes del
mundo. Representa por sí misma una enfermedad, como también un factor de riesgo importante para la aparición de otras enfermedades
cardiovasculares , fundamentalmente para la
Cardiopatía Isquémica, Insuficiencia Cardíaca, Enfermedad Cerebro Vascular, Insuficiencia Renal y contribuye significativamente a la Retinopatía. Por este
motivo su control es un punto de partida para la disminución de la morbilidad y
mortalidad.
Es una de las enfermedades más estudiadas en el mundo, no en vano
ha sido denominada asesina silenciosa,
ya que a veces nos percatamos de su existencia cuando es demasiado
tarde.
Tal es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una disminución de 2mg
de la Presión Arterial (PA) media de la población produce una reducción de 6 % en la mortalidad anual por accidentes cerebro vascular, 4 % cardiovasculares y el 3 % de todas las
causas asociadas.
La Hipertensión arterial tiene una distribución mundial y está asociada al modo y estilo
de vida de las personas
modernas que incluye patrones de alimentación inadecuados, el sedentario, aspectos
conductuales relacionados con hábitos tóxicos, disminución de la actividad
física y la compleja situación económico social generada por ella.
Esta afección aumenta su frecuencia
con la edad y tiene un mayor riesgo en el sexo masculino y en la raza negra. Teniendo
en cuenta que casi la mitad de los hipertensos puede controlar su enfermedad
con medidas no farmacológicas donde predominen los cambios en los estilos de
vida, y el papel que juegan las terapias de relajación en cuanto a modificar
los proceso cognitivos, pasividad y receptividad y
a largo plazo las modificaciones en las estructuras cognitivas como las creencias, los
valores y los compromisos; su
bajo costo para el paciente y el
estado y la ausencia de
efectos adversos hemos decidido realizar este estudio donde integramos una
serie de terapias nutricionales que actúan en diferentes esferas, que le acerca
a un entrenamiento en la rutina alimentaria , creando independencia en el paciente y por tanto mejorando
la eficacia a largo plazo de la terapia.
Objetivos
Identificar
los factores de riesgo más frecuentes y las consecuencias de la hipertensión arterial
CONTENIDO
Definición de la presión arterial
La hipertensión
arterial (HTA) es una enfermedad crónica caracterizada por un incremento continuo de las cifras
de la presión sanguínea en las arterias.
La Hipertensión Arterial es definida como la presión arterial
sistólica de 140 mm de Hg o más (se
tiene en cuenta la primera aparición de los ruidos), o una presión arterial
diastólica de 90 mm de Hg o más (se tiene en cuenta la desaparición de los
ruidos), o ambas cifras inclusive. Esta definición es aplicable a adultos
El diagnostico de Hipertensión
Arterial se hace cuando el promedio de dos o más mediciones de la presión
diastólica en al menos dos visitas subsecuentes es 90 mm Hg o más o cuando el
promedio de múltiples lecturas de la presión sistólica en dos o más visitas
subsecuentes es consistentemente mayor de 140 mm Hg.
Hipertensión Arterial Sistólica
Aislada: Se define como una HTA sistólica de
140 o más y HTA diastólica menor de 90 (Este tipo de HTA es muy frecuente en
los Ancianos).
Hipertensión Limítrofe o Limite: Es un sub grupo caracterizado por la Guía de la OMS –
SIH (Sociedad Internacional de Hipertensión) como cifras de TA diastólicas
mayores de 140 y menores de 149 y cifras de TA sistólicas menores de 94 y
mayores de 90.
Hipertensión Arterial Esencial,
Primaria, Idiopática:
es la hipertensión sistémica de causa desconocida. Más del 95% de los casos de
HTA caen en esta categoría.
Hipertensión Arterial Secundaria: es la hipertensión sistémica de
causa conocida
Su importancia radica en que algunas
de las causas pueden ser curables quirúrgicamente o con medidas específicas.
Hipertensión Maligna: es el síndrome de marcada elevación
de las cifras de TA (diastólica usualmente mayor de 120) con sintomatología
variable fundamentalmente neurológica, presentan Papiledema
Cuando medimos la presión arterial, estamos observando la presión que ejerce la sangre sobre la pared de la arteria y la reacción de dicha arteria ante la citada presión en mm Hg.
Cuando medimos la presión arterial, estamos observando la presión que ejerce la sangre sobre la pared de la arteria y la reacción de dicha arteria ante la citada presión en mm Hg.
Por tanto, teniendo en
cuenta estos dos factores, la presión de la sangre y la presión de los vasos,
se pueden considerar distintas variables:
Presión
sistólica: la que ejerce el corazón en su movimiento de sístole y transmite
a la sangre que circula por las arterias.
Presión diastólica:
presión mínima del movimiento de sístole cardíaco. También representa la
resistencia que ofrecen los vasos al paso de la sangre.
Presión
diferencial o de pulso: diferencia entre la presión sistólica y diastólica.
Cuando disminuye esta diferencia representa una dificultad circulatoria al paso
de la sangre por las arterias.
Presión media dinámica:
media de ambas presiones, sistólica y diastólica, aunque su cifra no es una
media aritmética auténtica, si no que se representa como « 1/3 de la sistólica
más 2/3 de la diastólica». Cada una de estas presiones tiene un significado
para el mantenimiento de la homeostasis del organismo.
Clasificación
La HTA se clasifica teniendo en cuenta
diferentes aspectos:
a) Según
la magnitud de las cifras tensionales.
Atendiendo a la magnitud de las cifras
tensionales, se recomienda una nueva clasificación para los mayores de 18 años,
que es aplicable también a los ancianos, porque se ha demostrado que el aumento
de las cifras tensionales con la edad no es consecuencia del envejecimiento y
el término de hipertensión necesaria en el anciano no se ajusta a la realidad,
por lo que en este grupo se aceptan los mismos valores que en el adulto joven. A continuación
se expone esta clasificación:
Categoría
Sistólica Diastólica
Óptima Menos de 120 y menos de 80 (
Valor normal)
Normal Menos de 130 y menos de 85
Normal alta 130 - 139 y 85 - 89
Hipertensión
Estadio 1 140 - 159 y 90 – 99
(discreta)
Estadio 2 160 - 179 y 100 – 109
(moderada)
Estadio 3 180 -209 y 110 -119 (severa)
Estadio 4 210 y más y 120 y más (muy
severa)
Esta clasificación está basada en el
promedio de dos o más lecturas tomadas en cada una de las dos o más visitas
realizadas tras al escrutinio inicial. Si bien algunas clasificaciones no
aceptan el estadio 4, éste es aplicable sobre todo para designar la categoría
más grave de la HTA. Cuando las cifras de TAS o TAD caen en diferentes
categorías, la más elevada de las presiones es la que se toma para asignar la
categoría de la clasificación.
b) Según
el tipo de hipertensión, se clasifica en sistólica, díastólica y
sistodiastólica.
La
hipertensión sistólica
se define como la elevación tensional persistente con cifras de TAS superiores
a 140 mmHg y de TAD inferiores a 90 mmHg. Se conoce que su prevalencia es
elevada y su importancia estriba no sólo en eso, sino también en el riesgo que
comporta en términos de morbimortalidad vascular, puesto que es un factor de
riesgo independiente en la cardiopatía isquémica y en la insuficiencia
cardíaca.
La
hipertensión sistólica aislada (HSA) se clasifica en:
HSA límite, con cifras de
140 a 159 mmHg de TAS y menos de 90 mmHg de TAD.
• HSA clásica, con TAS de más de 160
mmHg.
• HSA desproporcionada; presenta TAS de 200 mmHg o más y TAD de 90 mmHg o más.
Las causas más frecuentes de HSA son: insuficiencia aórtica, fístula arteriovenosa, tirotoxicosis, la enfermedad de Paget y el beriberi, entre otras.
Las causas más frecuentes de HSA son: insuficiencia aórtica, fístula arteriovenosa, tirotoxicosis, la enfermedad de Paget y el beriberi, entre otras.
c) Según
su evolución,
la HTA se clasifica en:
• Fase 1. HTA sin síntomas ni signos de afecciones orgánicas.
• Fase 2. HTA con hipertrofia
ventricular izquierda.
• Fase 3. HTA con lesión de
"órganos diana" (corazón,
riñón, cerebro,
grandes arterias), en la que el daño orgánico puede expresarse como infarto del miocardio, enfermedad
cerebrovascular, enfermedad arterial oclusiva, aneurisma disecante de la aorta
e insuficiencia renal
d) Según
su etiología,
la HTA se clasifica en primaria y secundaria.
El 95 % de los hipertensos
corresponden a la variedad primaria, idiopática o esencial.
El 5 % obedece a hipertensiones
secundarias y son potencialmente curables.
Epidemiología
Se estima que mundialmente 691
millones de personas padecen esta enfermedad. De los 15 millones de muertes
causadas por enfermedades circulatorias, 7,2 millones son por enfermedades
coronarias y 4,6 millones por enfermedad vascular encefálica. La HTA esta
presente en la causalidad de estas defunciones. En la mayoría de los países la
prevalencia se encuentra entre un 15% y el 30%. La frecuencia de HTA aumenta
con la edad, demostrándose que después de los 50 años casi el 50% de la
población padece de HTA. En muchos países es la causa más frecuente de consulta
médica y de mayor demanda de uso de medicamentos. En cuanto a su
etiología la HTA es desconocida en el 95% de los casos, identificándose como
esencial o primaria. El restante 5% es debido a causas secundarias
Tabla 1. Hipertensión
arterial: prevalencia, conocimiento, tratamiento y control en sur de América
Latina
|
||||
País
|
Prevalencia
%
|
Conoc.
%
|
Tratam.
%
|
Control
%
|
Argentina
|
26
|
51
|
42
|
13
|
Brasil
|
26.8
|
50
|
30
|
10
|
Chile
|
22.8
|
12
|
26.1
|
8.2
|
Ecuador
|
28.7
|
41
|
23
|
6.7
|
México
|
26.5
|
28
|
30
|
22
|
Paraguay
|
30.5
|
33.5
|
18.3
|
7.8
|
Perú
|
22
|
40
|
20
|
10
|
Uruguay
|
33
|
68
|
42
|
11
|
Venezuela
|
32.4
|
47
|
37
|
8.5
|
Causas:
Algunos
de los factores ambientales que contribuyen al desarrollo de la hipertensión
arterial incluyen la obesidad,
el consumo de alcohol,
circunstancias de nacimiento y las profesiones estresantes. Se ha notado que en
sociedades económicamente prósperas, estos factores aumentan la incidencia de
hipertensión con la edad.
Se desconoce el mecanismo de la
hipertensión arterial más frecuente, denominada "hipertensión
esencial", "Primaria" o "idiopática".
En la hipertensión esencial no se han
descrito todavía sus causas específicas, aunque se ha relacionado con una serie
de factores que suelen estar presentes en la mayoría de estos sujetos. Conviene
separar, aquellos relacionados con la herencia, sexo, edad y raza y por tanto
poco modificables, de aquellos otros que se podrían cambiar al variar los
hábitos, ambiente, y costumbre de las personas, como: la obesidad, la
sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de
anticonceptivos orales y un estilo de vida muy sedentario.
No modificables
Factores genéticos
La predisposición a desarrollar
hipertensión arterial está vinculada a que un familiar de primer grado tenga
esta patología. Aunque se desconoce el mecanismo exacto, la evidencia
científica ha demostrado que cuando una persona tiene un progenitor (o ambos)
hipertensos, las posibilidades de desarrollar hipertensión son el doble que las
de otras personas con ambos padres sin problemas de hipertensión.
Sexo
Los hombres tienen más predisposición
a desarrollar hipertensión arterial que las mujeres hasta que éstas llegan a la
edad de la menopausia. A partir de esta etapa la frecuencia en ambos
sexos se iguala. Esto se debe a que la naturaleza ha dotado a la mujer con unas
hormonas que la protegen mientras está en la edad fértil (los estrógenos) y por
ello tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Sin embargo,
las mujeres jóvenes que toman píldoras anticonceptivas tienen más riesgo de
desarrollar una patología cardiaca.
Edad y raza
La edad es otro factor que influye
sobre las cifras de presión arterial, de manera que tanto la presión arterial
sistólica o máxima como la diastólica o mínima aumentan con los años y
lógicamente se encuentra un mayor número de hipertensos a medida que aumenta la
edad.
En cuanto a la raza, los individuos de
raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollar hipertensión que los
de raza blanca, además de tener un peor pronóstico.
Modificables
Sobrepeso
Los individuos con sobrepeso están más
expuestos a tener más alta la presión arterial que un individuo con peso
normal. A medida que se aumenta de peso se eleva la tensión arterial y esto es
mucho más evidente en los menores de 40 años y en las mujeres. La frecuencia de
la hipertensión arterial entre los obesos, independientemente de la edad, es
entre dos y tres veces superior a la de los individuos con un peso normal.
No se sabe con claridad si es la
obesidad por sí misma la causa de la hipertensión, o si hay un factor asociado
que aumente la presión en personas con sobrepeso, aunque las últimas
investigaciones apuntan a que a la obesidad se asocian otra serie de
alteraciones que serían en parte responsables del aumento de presión arterial.
También es cierto, que la reducción de peso hace que desaparezcan estas
alteraciones.
Sodio
El consumo de sal induce y mantiene la
hipertensión arterial. La hipertensión sensible a la sal es el tipo más
frecuente de hipertensión primaria. La hipertensión sensible a la sal consiste
en un incremento exagerado en la presión inducido por el consumo de sal.
Aproximadamente un tercio de la
población normotensa y dos tercios de la hipertensa son sensibles a la sal. En esa parte de la población, al
aumentar la ingesta de sal se aumenta la presión osmótica sanguínea
al retenerse agua, aumentando la presión sanguínea.
Renina
Se ha observado que la renina, secretada
por el riñón y asociada a la aldosterona,
tiende a tener un rango de actividades más amplio en los pacientes hipertensos.
Sin embargo, la hipertensión arterial asociada a un bajo nivel de renina es
frecuente en personas con ascendencia negra,
lo cual probablemente explique la razón por la que los medicamentos que inhiben el sistema renina-angiotensina
son menos eficaces en ese grupo de población.
Resistencia a la
insulina
En individuos normotensos, la insulina estimula la actividad del sistema nervioso simpático sin elevar la presión arterial. Sin
embargo, en pacientes con condiciones patológicas de base, como el síndrome metabólico, la aumentada actividad
simpática puede sobreponerse a los efectos vasodilatadores de la insulina. Esta
resistencia a la insulina ha sido propuesta como uno de los causantes del
aumento en la presión arterial en ciertos pacientes con enfermedades
metabólicas.
Diabetes
Los pacientes diabéticos tienen, en promedio, una presión
arterial más elevada que el resto de la población.
Apnea durante el sueño
La apnea del sueño es un trastorno
común y una posible causa de hipertensión arterial. El tratamiento de este trastorno por
medio de presión aérea positiva continua u otros manejos, mejora la
hipertensión esencial.
Otras causas
Vasculares
Entre el 2,5 y el 6 por ciento de los
problemas relacionados con el riñón pueden influir en la aparición de la
hipertensión arterial. De hecho, suponen entre el 2,5 y el 6 por ciento de las
causas. Las principales patologías
vasculares que influyen son:
- Enfermedad renal poliquística.
- Enfermedad renal crónica.
- Tumores productores de renina.
- El síndrome de Liddle.
- Estenosis de la arteria renal.
Las causas endocrinas representan
entre el 1 y el 2 por ciento. En éstas se incluyen desequilibrios hormonales
exógenos y endógenos. Las causas exógenas incluyen la administración de
corticoides.
Aproximadamente el 5 por ciento de las
mujeres que toman anticonceptivos orales pueden desarrollar hipertensión.
Los factores de riesgo para la
hipertensión asociada con el consumo de anticonceptivos orales incluyen la
enfermedad renal leve y la obesidad.
Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden tener efectos adversos sobre la tensión arterial. Estos fármacos bloquean tanto la ciclooxigenasa-1 (COX-1) como las enzimas COX-2. La inhibición de la COX-2 puede inhibir su efecto natriurético que, a su vez, aumenta la retención de sodio. Los antiinflamatorios no esteroideos también inhiben los efectos vasodilatadores de las prostaglandinas y la producción de factores vasoconstrictores, es decir, la endotelina-1. Estos efectos pueden contribuir a la inducción de la hipertensión en un paciente con hipertensión controlada o normotenso.
Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden tener efectos adversos sobre la tensión arterial. Estos fármacos bloquean tanto la ciclooxigenasa-1 (COX-1) como las enzimas COX-2. La inhibición de la COX-2 puede inhibir su efecto natriurético que, a su vez, aumenta la retención de sodio. Los antiinflamatorios no esteroideos también inhiben los efectos vasodilatadores de las prostaglandinas y la producción de factores vasoconstrictores, es decir, la endotelina-1. Estos efectos pueden contribuir a la inducción de la hipertensión en un paciente con hipertensión controlada o normotenso.
Las
causas hormonales endógenas incluyen:
- Hiperaldosteronismo primario.
- El síndrome de Cushing.
- Feocromocitoma.
- Hiperplasia suprarrenal congénita.
Las
causas neurogénicas incluyen:
- Tumores cerebrales.
- Poliomielitis bulbar.
- Hipertensión intracraneal.
Además
existen drogas y toxinas que pueden propiciar la aparición de la hipertensión:
- Alcohol.
- Cocaína.
- Ciclosporina, tacrolimus.
- Fármacos antiinflamatorios no
esteroides.
- Eritropoyetina, nicotina.
- Medicaciones adrenérgicas.
- Descongestionantes que contienen
efedrina.
- Remedios a base de hierbas que
contienen regaliza.
Por último, existen algunas
enfermedades que se relacionan con la hipertensión como son el hipertiroidismo
e hipotiroidismo, la hipercalcemia, el hiperparatiroidismo, la acromegalia, la apnea obstructiva del sueño y la hipertensión inducida por el
embarazo.
Consecuencias de la hipertensión arterial
La
hipertensión es una enfermedad silenciosa que no presenta síntomas. Si no se
trata puede producir diversos daños orgánicos. Corazón, cerebro, riñones, vasos
sanguíneos y ojos son particularmente vulnerables.
Posibles
daños al corazón por la hipertensión
Una hipertensión no
tratada puede causar diversos daños al corazón.
Cuanto más alta es la presión arterial, más tiene que trabajar el corazón (es
decir, el ventrículo izquierdo) para bombear la sangre a la arteria principal
(aorta). El músculo cardiaco tiene que adaptarse a este aumento del estrés con
el tiempo, y se engrosa. Además del engrosamiento de las fibras del músculo
cardiaco (hipertrofia del músculo cardiaco), se desarrolla más el tejido
conjuntivo entre las fibras musculares. Es lo que se llama "corazón
hipertenso".
El músculo cardiaco se hace más rígido a
consecuencia de estos procesos de reconstrucción. El paciente con hipertensión
percibe esto como una mayor disnea por esfuerzo. Otro problema es que el flujo
de la sangre al músculo cardiaco no avanza al mismo ritmo que el crecimiento
del músculo cardiaco. Las arterias más pequeñas que recorren el músculo cardiaco
a menudo están contraídas por la alta presión (microangiopatía) de forma que
puede ponerse en riesgo el aporte de oxígeno y nutrientes a las capas más
profundas del miocardio. Por ello, el paciente hipertenso experimenta a menudo
dolor en el pecho. Si no se trata, se produce un fallo cardiaco (insuficiencia cardiaca)
crónico con agrandamiento de los ventrículos.
Además, el típico modelo
de corazón hipertenso muchas veces implica arritmia (alteración del ritmo cardiaco) en forma de las denominadas extrasístoles
y fibrilación auricular. La hipertensión también promueve un endurecimiento de
las arterias (arterioesclerosis) - el daño
arteriosclerótico de las arterias coronarias se conoce como arterioesclerosis
coronaria, un factor de riesgo mayor de la enfermedad cardiaca coronaria (CHD)
con dolorosas contracciones torácicas (angina de pecho)
y, por tanto, del infarto de miocardio.
Posibles
daños al cerebro por la hipertensión
La hipertensión no
tratada puede causar daños al cerebro
La hipertensión es el factor de riesgo más importante del ictus. Comparado con las
personas con presión arterial normal, el riesgo de padecer un ictus en
pacientes con hipertensión aumenta de 3 a 4 veces. El 80% de los ictus se debe
a una oclusión vascular y el 20% a una hemorragia cerebral. En cerca de un
tercio de los casos, la oclusión peligrosa de un vaso cerebral se produce por
un coágulo de sangre que se ha desprendido de una calcificación de la pared
vascular en el interior de la carótida o la aorta.
En particular, las arterias
del cuello cerebral (macroangiopatía) resultan alteradas por la hipertensión
en términos de arterioesclerosis. Las oclusiones o la estenosis grave en
personas que tiene la presión arterial alta pueden producirse también en los
vasos más grandes del cerebro y causar un ictus. En el cerebro la alteración
del torrente circulatorio también puede afectar a los vasos pequeños hasta sus
ramificaciones finas (microangiopatía).
Se produce un aporte crónico insuficiente de oxígeno y nutrientes. En
consecuencia, se altera el funcionamiento del cerebro, es decir, se observa un
deterioro mental prematuro (demencia vascular).
Posibles
daños a los riñones por la hipertensión
La hipertensión no
tratada puede causar daños a los riñones.
La hipertensión y sus cambios arterioescleróticos son especialmente dañinos
para los vasos sanguíneos más pequeños en los riñones, que participan en el
sistema de filtración renal (nefroesclerosis). Si la diabetes mellitus (diabetes) se suma a una presión arterial alta,
los riñones están sometidos a un riesgo en particular. En el caso de daños a
los riñones está alterada la regulación del equilibrio de líquidos y se produce
una acumulación de residuos metabólicos en el organismo. Esto se conoce como
insuficiencia renal. Además, debido a los daños en el sistema de filtración,
los riñones ya no pueden retener sustancias, como determinadas proteínas (albúmina), que también son importantes para el organismo.
Por tanto, se incrementa su eliminación por la orina (microalbuminuria o macroalbuminuria/proteinuria).
Un deterioro del flujo
sanguíneo renal no sólo altera la función excretora de los riñones, sino que
también activa una presión arterial que regula (hipertensor) un sistema
hormonal en el tejido renal, el sistema renina-angiotensínico que a su vez
produce un aumento de la presión arterial. Sin ningún tratamiento, estos
cambios pueden producir una debilidad renal crónica e incluso.
Otros daños
posibles a órganos por la hipertensión
La hipertensión no
tratada puede dañar los órganos corporales.
Además, los bloqueos vasculares relacionados con la arterioesclerosis en los
vasos de la pelvis y de las piernas pueden dañar la retina ocular (retinopatía
relacionada con hipertensión) que, a largo plazo, produce trastornos de la
visión.
La hipertensión
generalmente hace que los vasos sanguíneos se vuelvan rígidos y frágiles. Si se
deposita grasa e incrustaciones en los vasos sanguíneos, se reduce su diámetro,
produciendo trastornos circulatorios (arterioesclerosis). Aparte de la
hipertensión, las concentraciones elevadas de colesterol, la diabetes, el
tabaquismo, la obesidad, la inactividad física y el estrés también fomentan la
arterioesclerosis.
Síntomas de la hipertensión arterial
Según, Julián Segura, el presidente de
la Sociedad Española de
Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (Seh-Lelha), “la mayor limitación a la
hora de detectar la hipertensión es que la mayoría de los casos de
hipertensión transcurren sin que haya ningún síntoma y, por tanto, la enfermedad pasa
desapercibida, con el riesgo que eso conlleva”.
Segura indica que hay síntomas
inespecíficos, como las cefaleas, que ayudan a detectarla porque ponen en alerta al
paciente que decide ir al médico o acudir a la farmacia a que les tomen la
tensión. Sin embargo, señala que esos síntomas no se pueden atribuir a la
hipertensión porque coinciden en el tiempo como respuesta al dolor.
En el caso de los hipertensos que han
estado sin diagnóstico durante mucho tiempo, el presidente señala que estos
pueden sufrir en un momento dado una complicación, como una angina de pecho,
que es un síntoma derivado de esa complicación.
La mayor parte del tiempo, no hay
síntomas. En la mayoría de los pacientes, la hipertensión arterial se detecta
cuando van al médico o se la hacen medir en otra parte.
Debido a que no hay ningún síntoma,
las personas pueden sufrir cardiopatía y problemas renales sin saber que tienen
hipertensión arterial.
·
Dolor de cabeza fuerte
·
Náuseas o vómitos
·
Confusión
·
Cambios en la visión
·
Sangrado nasal
Tratamiento
- El objetivo del tratamiento es reducir la presión arterial, de tal manera que tenga un menor riesgo de complicaciones.
- Si el paciente tiene prehipertensión, el médico le recomendará cambios en el estilo de vida para bajar la presión arterial a un rango normal. Rara vez se utilizan medicamentos para la prehipertensión.
- El paciente puede tomar muchas medidas para ayudar a controlar su presión arterial en casa, como:
·
Consumir una alimentación cardiosaludable,
que incluya potasio y fibra.
·
Tomar mucha agua.
·
Hacer ejercicio con
regularidad, al menos 30 minutos de ejercicio aeróbico por día.
·
Si fuma, dejar de hacerlo.
· Reducir la cantidad de
alcohol que toma.
· Reducir la cantidad de sodio
(sal) que consume; consumir menos de 1,500 mg por día.
· Mantener un peso corporal saludable.
·
Reducir el estrés. Evite los factores causantes y pruebe con meditación o yoga.
Hay muchos diferentes medicamentos para tratar la
hipertensión arterial.
- A menudo un solo
fármaco para la presión arterial no es suficiente para controlarla, y
es posible que usted necesite tomar dos o más.
- Es muy importante que
usted tome los medicamentos que le recetaron.
- Si presenta efectos
secundarios, el médico puede sustituirlos por un medicamento diferente.
A la hora de tratar la hipertensión
hay dos bloques fundamentales de acciones a realizar:
Ø Mejora de los hábitos de vida
El paciente tiene que llevar una dieta saludable,
disminuir el consumo de calorías, de azúcares y grasas y aumentar la práctica de ejercicio
físico. Estas dos
prácticas tienen como resultado un mejor control del peso y si el peso está
bien controlado es una manera sencilla de controlar la hipertensión.
Julián Segura, presidente de la
Sociedad Española de la Hipertensión- Liga Española para la Lucha contra la
Hipertensión Arterial (Seh-Lelha), señala que muchos hipertensos surgen porque
las personas llevan tiempo sin cuidarse y ganan unos kilos. “Cuando el
hipertenso ya está identificado, parte de su tratamiento es controlar bien su
peso, evitar ganar kilos, tener una vida activa y evitar llevar una
sedentaria”.
Por último, Segura recomienda que si
el paciente es fumador, conviene que abandone ese hábito y si suele consumir
alcohol, es aconsejable que lo reduzca considerablemente.
Ø Tratamientos farmacológicos
En caso de que los cambios de los hábitos
de vida no funcionen, hoy en día existen tratamientos
farmacológicos que son muy útiles para
controlar la presión arterial. Inicialmente estos tratamientos comienzan con un
solo fármaco. No obstante, en algunos casos esta medida no es suficiente y necesitan
combinar con dos o tres medicinas para controlar la presión arterial.
Debido a que la hipertensión arterial
es una enfermedad crónica, es fundamental que los pacientes sean constantes con los tratamientos.
Según los datos de la Seh-Lelha, el 90 por ciento de los pacientes
diagnosticados de hipertensión no lleva a cabo las recomendaciones de los
especialistas en materia de higiene o dieta y el 50 por ciento no sigue los
tratamientos que tienen prescritos.
Esto se debe a que como es una
patología que se padece durante muchos años, los pacientes tienden a relajarse
con las instrucciones que le da el médico. Esto puede tener una serie de
consecuencias. La principal es que tendrá la hipertensión mal controlada, lo
que a largo plazo puede derivar en complicaciones cardiovasculares mayores como infarto de miocardio, ictus, deterioro de la función renal o de la circulación de
las piernas, entre otros.
¿Cuándo debe recomendar el especialista la automedición de la
presión arterial?
En líneas generales, el profesional
sanitario puede recomendar
la automedición de la presión arterial siempre (salvo algunas excepciones,
principalmente en pacientes obsesivos y con tendencia a la automedicación). Se
trata de un método eficaz que permite conocer la tensión del paciente fuera de la consulta, en su vida cotidiana, evitando así el conocido
como fenómeno de la bata blanca (la sensación que experimentan
los pacientes al llegar al centro sanitario y ponerse frente al profesional
sanitario. Este fenómeno provoca que la presión arterial de los pacientes se
eleve un poco con respecto a su cifra normal).
La automedición
de la presión arterial debe
realizarse por la mañana y por la noche, tras un reposo previo de 3 minutos. La
posición adecuada es la siguiente: sentado, con las piernas sin cruzar, la
espalda apoyada en la silla y el brazo en donde se coloque el manguito apoyado
sobre la mesa. Es recomendable que el manguito se ponga en el brazo (y no en la
muñeca, salvo excepciones -personas obesas.
Tras la automedición, el paciente debe registrar los
resultados obtenidos apuntándolos en un cuaderno.
Deberá llevar este cuaderno al profesional sanitario correspondiente (médico o
enfermero) cuando tenga su cita para revisarlos juntos. Con estos resultados,
el profesional valorará el tratamiento y seguimiento del paciente.
Medicamentos antihipertensivos
Medicamento
Presentación Dosis min Dosis máx(mgs)
(mgs) (mgs)
Diuréticos
Hidroclorotiazida 25 ,50 12.5 200
Clortalidona 15, 25 15 50
Indapamida 2.5 1.25 5
Bendroflumetiazida 5, 10 5 20
Betabloqueadores
Atenolol100 25 100
Acebutolol 200 200 600
Metoprolol 50, 100 25 450
Propanolol 10, 40,160 40 640
Bisoprolol 5, 10 2.5 40
Alfa2
agonistas centrales
Clonidina 0.1 0.1 1.2
Metil dopa 250 250 2500
Vasodilatadores
Hidralazina 25, 50 50 300
Monoxidil 2.5, 5 2.5 80
Bloqueadores
alfa
Prazoxina 1, 2 , 5 1.2 20
Terazosina 2, 5 1.2 20
Doxazosina 2, 4 2 16
Bloqueadores
mixtos alfa y beta
Labetalol 100, 200 200 1200
Carvedilol 6.25, 25 12.5 50
Simpaticolitico
de acción periférica
Guanetidina
10 2.5 25
Simpaticolitico
de Acción central
Reserpina 0.1 0.1 0.25
Anticalcicos
Nifedipina 10 30 100
Verapamilo retard 120 480
Nicardipino 20,30, 40 30 120
Lacidipino 4 2 4
Inhibidores
de la ECA
Benazapril 5,10, 20 10 80
Fosinopril 20 10 80
Ramipril 2.5, 5 2.5 20
Grupos especiales de riesgos
Dentro de la población hipertensa de determinados grupos que
por presentar características especiales capaces de agravar la hipertensión
ameritan una conducta diferenciada.
Estos son:
Ancianos Indicaciones: Tiazidicos,
Betabloqueadores( Sobre todo si hay Cardiopatía isquemica asociada),
Anticalcicos de acción retardada (AAR), IECAS.
Negros. Indicaciones: Tiazidicos, Anticalcicos
(AAR), Bloqueadores Alfa – 1.
Diabéticos. Indicaciones: IECAS, Anticalcicos,
Diuréticos. Drogas de segunda línea: Vasodilatadores,
Bloqueadores Alfa – 1.
Dislipidemicos. Indicaciones: Bloqueadores Alfa – 1,
IECAS, Anticalcicos(AAR) Bloqueadores de receptores de Angiotensina, Agonistas
centrales adrenergicos.
Embarazadas Indicaciones: Metildopa, Diuréticos o
Betabloqueadores. Contraindicaciones: IECAS, Bloqueadores Alfa, Guanetidina,
Clonidina.
Hipertrofia
Ventricular
Izquierda. Indicaciones: Betabloqueadores,
Anticalcicos(AAR), IECAS.
Cardiopatías
Coronarias. Indicaciones:
Betabloqueadores, Anticalcicos(AAR) IECAS.
Insuficiencia
Cardiaca. Indicaciones: IECAS, Carvedilol +
IECAS, Bloqueadores de los receptores de Angiotensina.
Insuficiencia
Renal. Los IECAS, tienen un mayor efecto
protector.
EPOC
y Asma bronquial. No deben usarse: Betabloqueadores
pueden empeorar el broncoespasmo. Anticalcicos agravar la hipoxemia. IECAS
producir tos.
Hiperuricemia.
Los
diuréticos (especialmente los tiazidicos) pueden aumentar el ácido úrico
serico. No deben usarse en pacientes con Gota.
Enfermedad
Vascular Periférica.
Los bloqueadores adrenergicos pueden empeorar la insuficiencia Vascular
Periférica.
Enfermedad
Cerebrovascular. La HTA es la causa más frecuente de
esta entidad, los eventos emergentes requieren la aplicación de
una reducción lenta y gradual de las cifras de TA.
Uso
de Anticonceptivos orales. Se ha reportado que la hipertensión
arterial es de dos a tres veces más común en mujeres que usan anticonceptivos
orales especialmente en obesas y mujeres mayores que en mujeres que no consumen
anticonceptivos orales. Aumenta el riesgo en las fumadoras. Si en una mujer que toma anticonceptivos orales
aparece hipertensión se aconseja el abandono de los mismos.
Cirugía
(Pre y Perioperatorio). Cifras de tensión arterial de 180/110
mm Hg o mayores se asocian con un riesgo elevado de eventos isquemicos
perioperatorios los pacientes sin tratamiento antihipertensivo previo deben ser tratados con un betabloqueador cardioselectivo
antes y después de la operación. Deben evitarse los anticalcicos debido al
riesgo de sangramiento.
Estrógenoterapia
de Reemplazo. Algunas pacientes han experimentado aumentos de la
tensión arterial atribuibles a la terapéutica de reemplazo hormonal, por ello
se recomienda monitorizar la TA de las pacientes sometidas a esta terapéutica.
Criterios
para definir un paciente como controlado
A todo paciente hipertenso se le debe
tomar como mínimo la presión arterial cada tres meses.
Paciente controlado: Aquel que en todas las tomas de presión arterial durante
un año (4 como mínimo) ha tenido cifras inferiores a 140/90, o adecuadas
para grupos de riesgo. Ej. Diabetes 130 / 85 mm Hg
Paciente parcialmente controlado: Aquel que en el período de un año ha tenido el 60% o más de
las tomas de presión arterial con cifras inferiores a 140/90.
Paciente no controlado: Aquel que en el período de un año, menos del 60% de las
cifras de presión arterial hayan sido de 140/90 o mayores. Acorde a grupos de
riesgo
Prevención
Tener hábitos de vida saludable y,
sobre todo, evitar el sobrepeso y la obesidad son
los principales factores para prevenir la aparición de la hipertensión.
Los especialistas señalan que llevar una dieta sana y practicar
ejercicio puede
ayudar a que la población general esté exenta de sufrir esta patología.
En los casos en los que en la familia
haya antecedentes de hipertensión y por tanto haya una predisposición a ser
hipertenso a lo largo del tiempo, este factor genético supone una llamada de
atención adicional a que el paciente cuide esos hábitos de vida y vigile sus
cifras de tensión arterial.
Patogenia
La presión arterial es producto del gasto
cardíaco y la resistencia vascular sistémica. Por lo tanto, los factores
determinantes de la presión arterial son factores que afectan al gasto cardíaco
y a la fisiología y estructura de las arteriolas. Por ejemplo, el aumento de la viscosidad de la sangre tiene efectos
significativos sobre el trabajo necesario para bombear una cantidad dada de
sangre y puede dar lugar a un aumento persistente de la presión arterial. Las condiciones de maleabilidad de la
pared de los vasos sanguíneos (componentes pulsátiles) afectan la velocidad del flujo sanguíneo, por lo que también tienen una
potencial relevancia en lo que respecta a la regulación de la presión arterial.
Además, los cambios en el espesor de las paredes vasculares afectan a la
amplificación de la resistencia vascular periférica en pacientes hipertensos,
lo que conlleva a reflexión de ondas en dirección a la aorta y opuestas al flujo sanguíneo,
aumentando la presión arterial sistólica. El volumen de sangre circulante es
regulada por el Sodio desde el sistema renal y el manejo del agua, un fenómeno
que juega un papel especialmente importante en la hipertensión sensible a las
concentraciones de Sodio sanguíneas.
La mayoría de los mecanismos asociados
a la hipertensión secundaria son generalmente evidentes y se
entienden bien. Sin embargo, aquellos relacionados con la hipertensión esencial
(primaria) son mucho menos comprendidos. Lo que se sabe es que el gasto
cardíaco se eleva a principio del curso natural de la enfermedad, con una
resistencia periférica total (RPT) normal. Con el tiempo, disminuye el gasto
cardíaco hasta niveles normales, pero se incrementa la RPT. Tres teorías han
sido propuestas para explicar este fenómeno:
1. La
incapacidad de los riñones para excretar sodio,
resultando en la aparición de factores que excretan sodio,
tales como la secreción del péptido natriurético auricular para
promover la excreción de sal con el efecto secundario de aumento de la
resistencia periférica total.
2. Un
sistema renina-angiotensina-aldoesterona hiperactivo que conlleva a una vasoconstricción y
la consecuente retención de sodio y agua. El aumento reflejo del volumen
sanguíneo conduce a la hipertensión arterial.
3. La
hiperactividad del sistema nervioso simpático,
dando lugar a niveles elevados de estrés.
También se sabe que la hipertensión es
altamente heredable y poligénicas (causadas por más de un gen) y varios genes
candidatos se han postulado como causa de esta enfermedad.
Recientemente, el trabajo relacionado
con la asociación entre la hipertensión esencial y el daño sostenido al endotelio ha ganado favor entre los científicos
enfocados en la hipertensión. Sin embargo, no está del todo claro si los
cambios endoteliales preceden al desarrollo de la hipertensión o si tales
cambios se deben principalmente a una persistente presión arterial elevada.
Lesiones a órganos
Los órganos cuya estructura y función
se ven alterados a consecuencia de la hipertensión arterial no tratada o no
controlada se denominan «órganos diana» e incluyen el sistema nervioso central, arterias periféricas, corazón y riñones,
principalmente. La asociación entre la presión arterial y el riesgo de cardiopatías, infarto agudo de miocardio, derrame
cerebral y enfermedades
renales es independiente de otros factores de riesgo. Por ejemplo, en
individuos comprendidos entre las edades de 40 y 70 años de edad,
cuando la presión arterial se encuentra entre 115/75 a 185/115 mmHg,
cada incremento de 20 mmHg en
la presión sistólica o de 10 mmHg en presión diastólica duplica el riesgo de aparición de
alguna de estas enfermedades.
Ojo
· Retinopatía hipertensiva:
vasoespasmo, aumento del brillo arterial, cruces arterio- venosos patológicos
(signo de Gunn), hemorragias, exudados, papiledema y trombosis retinianas venosas.
Sistema nervioso
central
La hipertensión arterial persistente
puede causar un accidente cerebrovascular trombótico o embólico, infartos lacunares o un accidente
cerebrovascular hemorrágico con hematoma intracerebral, entre otros. Tanto la
presión sistólica y diastólica elevadas son perjudiciales; una presión
diastólica de más de 100 mmHg y
una presión sistólica de más de 160 mmHg han dado lugar a una incidencia significativa de enfermedades cerebrovasculares. Otras
manifestaciones de la hipertensión incluyen la encefalopatía
hipertensiva, lesiones
microvasculares cerebral y la demencia de origen vascular como consecuencia
de múltiples infartos del sistema nervioso central.
Arterias
periféricas
- Disfunción endotelial crónica, con vasoconstricción inapropiada, liberación de especies reactivas de oxígeno, inflamación, aumento de actividad protrombótica y reducción de la fibrinólisis.
- Remodelado parietal y estrechamiento luminal a expensas de redistribución de músculo liso de la túnica media arterial.
- Arterioloesclerosis con engrosamiento de la túnica media (de Monckeberg).
- Ateroesclerosis progresiva de grandes vasos, en especial de vasos cerebrales, aorta,coronarias y arterias de los miembros inferiores, generando hipoperfusión crónica subclínica o sintomática.
- Aneurismas, complicados eventualmente con disección o ruptura, especialmente a nivel de aorta torácica.
Corazón.
Hipertrofia ventricular izquierda: en inicio hay engrosamiento parietal sin incremento de la
masa ventricular total (remodelado concéntrico); luego se desarrolla franca
hipertrofia concéntrica, que podría llegar a fase dilatada (hipertrofia
excéntrica).
- Fibrosis miocárdica, como parte del proceso de hipertrofia, con deterioro de la distensibilidad parietal y de las propiedades viscoelásticas del miocardio contráctil.
- Isquemia microvascular coronaria, principalmente por rarefacción de la red capilar y disfunción endotelial de los vasos remanentes.
- Síndrome coronario agudo: angina inestable o infarto sin onda Q (también conocido como infarto sin elevación de segmento S-T).
- Infarto agudo miocárdico.
- Disfunción diastólica ventricular izquierda, a consecuencia de isquemia, hipertrofia y fibrosis ventricular, que conducen a anomalías regionales y globales de la relajación y, en fases más avanzadas, de la distensibilidad.
- Disfunción sistólica ventricular izquierda, con caída de la fracción de eyección ventricular izquierda (FE, el porcentaje de toda la sangre que, habiendo llenado el ventrículo en diástole, es bombeada de manera efectiva fuera de la cavidad).
- Insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) global; como consecuencia de la falla ventricular izquierda hay además compromiso secundario del hemicardio derecho, con dilatación de cámaras e hipertensión arterial pulmonar secundaria.
- Valvulopatías calcíficas degenerativas de hemicardio izquierdo, en especial de las válvulas mitral (insuficiencia) y aórtica (estenosis o insuficiencia).
- Fibrilación auricular (arritmia supra-ventricular).
- Arritmias ventriculares, como consecuencia de micro-reentrada por fibrosis, lesión o isquemia.
Riñones
- Microalbuminuria, marcador temprano de nefropatía y factor independiente de riesgo de morbimortalidad cardiovascular.
- Fibrosis tubulointersticial del parénquima renal.
- Glomeruloesclerosis focal y difusa con pérdida de nefronas, como consecuencia de hipertensión intraglomerular crónica.
- Isquemia renal crónica debida a ateroesclerosis acelerada de las arterias renales.
- Infarto renal, por ateromatosis de arterias renales o embolia.
- Reducción de la tasa de filtrado glomerular, por la pérdida de masa de nefronas funcionales, proceso progresivo que se ve acelerado en hipertensos y más aún en presencia de diabetes mellitus.
- Insuficiencia renal crónica como evento terminal.
Principales medidas:
- Reducir el peso corporal en los pacientes hipertensos con sobrepeso.
- Reducir el consumo de sal a 4-6 gramos al día; consumir menos productos preparados y en conserva, y no salar los alimentos en su preparación o presentación en la mesa. Existen pacientes que no responden a la restricción salina.
- Reducir la ingesta de alcohol, en las mujeres debe ser inferior a 140 gramos a la semana y en los hombres inferior a 210 gramos a la semana.
- Ejercicio físico, preferentemente pasear, correr moderadamente, nadar o ir en bicicleta, durante 30-45 minutos, mínimo 3 veces por semana.
- Reducir el consumo de café. No más de 2-3 cafés al día.
- Consumir alimentos ricos en potasio, como legumbres, frutas y verduras.
- Abandonar el hábito de fumar.
- Seguir una dieta rica en ácidos grasos polinsaturados y pobre en grasas saturadas.
Además de las medidas recomendadas, el
hipertenso dispone de una amplia variedad de fármacos que le permiten controlar
la enfermedad. El tratamiento debe ser siempre individualizado.
Para la elección del fármaco, hay que
considerar factores como la edad, el sexo y la etnia del paciente, el grado de
hipertensión, la presencia de otros trastornos (como diabetes o valores
elevados de colesterol), los efectos secundarios probables y los costos de los
fármacos y de las pruebas necesarias para controlar su seguridad.
Habitualmente,los pacientes toleran
bien los fármacos. Pero cualquier fármaco antihipertensivo puede provocar
efectos secundarios. De modo que si estos aparecen, se debería informar de ello
al médico para que ajuste la dosis o cambie el fármaco.
Medición:
Existen tres tipos de aparatos para
medir la presión arterial:
- El esfigmomanómetro de mercurio, es el más exacto y menos expuesto a errores, para su uso se requiere un fonendoscopio.
- El esfigmomanómetro de aire, es el más utilizado y es también un aparato preciso e igualmente necesita de un fonendoscopio para su uso.
- El aparato electrónico, este tipo de aparato se utiliza mucho para realizar el autocontrol, no necesita fonendoscopio porque lleva un detector del pulso incorporado, es de fácil manejo. Se trata de un aparato muy sensible a los ruidos y a los movimientos, para que los valores obtenidos sean exactos, es necesario que el brazo no se mueva y que no se hable.
Es importante que el aparato esté en
buenas condiciones y se revise periódicamente. Además, para medir la presión
arterial se requiere que el sujeto cumpla una serie de condiciones:
·
Debe
estar relajado.
·
Sentado
y con el brazo derecho sobre la mesa.
·
Sin
que la ropa le presione el brazo.
·
Las
piernas no deben estar cruzadas.
·
Con
la vejiga urinaria vacía.
· Sin
haber comido, fumado, bebido alcohol ni hecho ejercicio físico pesado en los treinta minutos anteriores a la medición.
Para medir la presión arterial debe
colocarse el manguito del esfigmomanómetro a la altura del corazón. El borde
superior del mismo debe estar como mínimo 2cm por encima de la flexura del
codo. A continuación se infla el manguito
hasta una presión de 180 mm de Hg, si se sabe que en determinaciones
anteriores, la presión sistólica era superior a esta cifra, se infla hasta una
presión 20 mm Hg por encima de la última conocida. Se coloca la campana del fonendo allí
donde previamente se ha localizado el latido arterial en la flexura del codo y
se procede a desinflar poco a poco el manguito. El primer latido que se escucha
corresponde a la presión sistólica o máxima y la desaparición del latido a la
presión diastólica o mínima. En los niños y también en algunos adultos, los
latidos no desaparecen; entonces se considera como presión diastólica aquella
en la que se modifica la tonalidad de los latidos.
Clasificación y
definición de los métodos de medición de la presión arterial
Los
métodos de medición de la presión arterial se pueden clasificar en:
• M. del Cambio de color capilar.
•
M. del Pulso.
•
M. Auscultatorio.
•
M. Oscilométrico.
•
M. Ultrasónico / Doppler
• M. Intraarterial o Directo.
Todos
y cada uno de estos métodos tienen limitaciones y también su utilidad, pero no
por eso vamos a dejar de mencionarlos, ya que su conocimiento nos amplia las
posibilidades de la medición de la Presión Arterial según el momento en que nos
encontremos y la precisión que se necesite obtener de dicha medición.
¿Qué hacemos cuando
medimos la presión arterial?
En la medición de la presión máxima y mínima
que ejerce la sangre a su paso por las arterias podemos utilizar métodos
internos y externos. Internos como el catéter intraarterial y externos como el
manguito de goma. Cuando usamos el manguito de goma, tomamos la tensión en
comparación, ya que medimos la presión que hay dentro de dicho manguito cuando
observamos una serie de ruidos en la arteria que se colapsa, también el aspecto
que toma la piel al cambio de irrigación sanguínea arteriocapilar o la
sensación que sentimos al presionar la arteria con nuestros dedos al tomar el
pulso arterial, descubriendo la permanencia o ausencia del mismo en función de
la presión de dicho manguito. Tomando como base las observaciones que hemos
manifestado, podemos describir cada método y sus limitaciones, de la siguiente
manera.
Descripción de cada
método añadiendo las principales fuentes de error o sus limitaciones
Método de cambio de color
capilar. Consiste en dejar isquémica la zona distal
de un miembro con la aplicación de presión por medio del manguito de goma,
midiendo la presión de dicho manguito con un anemómetro de mercurio o
aneroide. Procedimiento: Se eleva la
presión del manguito hasta que la zona distal del miembro está pálida. Después
se baja lentamente la presión de dicho manguito hasta observar que la piel de
dicha zona distal se sonrosa. La cifra que observamos en el esfigmomanómetro en
el momento del cambio de color. Representa la PRESIÓN MEDIA DINÁMICA.
Método del pulso.
Consiste en hacer desaparecer y aparecer de nuevo el pulso de una arteria que
ha sido colapsada con un manguito de goma. Procedimiento: Se coloca un manguito
de goma alrededor de un miembro mientras se observa el pulso en su zona distal
(por debajo del manguito). Se eleva la presión del manguito hasta que
desaparezca el pulso y posteriormente se baja lentamente la presión observando
el momento en que vuelve a observarse el pulso. La cifra que aparece en el
esfigmomanómetro en ese momento representa la PRESIÓN MÁXIMA.
Método
auscultatorio. Consiste en hacer desaparecer los sonidos del pulso tras
colapsar una arteria con un manguito de goma y, posteriormente volverlos a
escuchar determinando la tensión arterial máxima y mínima según la naturaleza
de dichos sonidos. Es el método mas usado y también el mas investigado, por
tanto profundizaremos en él más adelante.
Método oscilométrico.
Consiste en observar las oscilaciones que se manifiestan en un oscilómetro al
colapsar una arteria y posteriormente determinamos la tensión máxima y mínima
en función de las características de las oscilaciones. Es un método menos
exacto que el anterior, pero por su utilidad en algunos casos especiales,
analizaremos las equivalencias de los sonidos del método anterior con las
amplitudes oscilométricas de éste.
Método ultrasónico/doppler.
Este método utiliza el ultrasonido para determinar las presiones máxima y
mínima de la sangre a su paso por las arterias. Los valores quedan registrados
digitalmente y solamente se utiliza en servicios especializados por su elevado
precio.
Procedimiento:
Se coloca la sonda arterial sobre la arteria a observar y por efecto Doppler se
mide el valor de la tensión arterial máxima y mínima. El efecto Doppler se basa
en la variación de la frecuencia de la onda debida al movimiento relativo entre
el emisor y el observador .
Método directo o
intraarterial. Consiste en medir la presión máxima,
mínima y media dinámica de la sangre al paso por la arteria canalizada a través
de un transductor que hace transformar dichas presiones en dígitos observables.
Es necesario heparinizar las vías para su correcto funcionamiento. Es el único
método exacto, pero es el más traumático. Sólo se utiliza en monitorizaciones
en Unidades de Cuidados Intensivos.
Los
métodos más utilizados y que vamos a tratar a continuación más extensamente son
el auscultatorio y el oscilométrico. Ambos métodos se utilizan de una forma
exhaustiva en la práctica asistencial, sobre todo en enfermería aunque es una
técnica que también utiliza el médico pero suele delegarla al profesional
enfermero. De los dos métodos a los que hemos reducido este trabajo, el
auscultatorio, por ser el método externo menos traumático, es el más usado, el
más exacto, el más estudiado e investigado.
Por tanto, como método externo en el que se
toma el valor de la presión arterial por comparación a la presión que existe en
un manguito de goma, es necesario establecer unas normas para poder respetar
los principios de la física y así poder conocer todas las situaciones que
pueden alterar los valores medidos para poder corregirlos. Vamos a proponer un
procedimiento para la medición de la Presión Arterial, que está de acuerdo con
las Recomendaciones de las Comisiones de la American Heart Association and
Cardiac Society of Great Britain and Ireland , y lo comentaremos
detalladamente.
El método auscultatorio para
la toma de la presión arterial
Consiste
en colocar un manguito de goma, que está introducido dentro de una camisa de
tela, alrededor de una extremidad, fijándolo entre si con correas o con velcro,
posteriormente elevando la presión del aire contenido en la citada bolsa de
goma, consigue que presione al miembro y a las arterias que suministran riego
sanguíneo a la extremidad, observando por audición con un fonendoscopio los
sonidos que se originan por los cambios de régimen laminar a régimen turbulento
de la sangre que circula por las arterias de dicha extremidad. Midiendo en mm
Hg la presión que se origina en el interior de dicho manguito.
Descripción del
procedimiento
1º)
Medición del perímetro de ambos brazos para la elección de la anchura del
manguito adecuado (ancho del manguito ideal = perímetro del brazo en cm x 0,4).
Si no disponemos de varios manguitos, debemos aplicar el aumento o reducción
que plantea la tabla según el ancho del manguito utilizado en relación al
perímetro medido.
2º)
Colocación del individuo para valorar la presión arterial en decúbito supino o
en sedestación con el brazo a explorar a la altura del esternón y apoyado (sin
tensión muscular).
3º)
Ajustar el manguito de goma, vacío de aire, en el tercio medio del brazo.
4º)
Palpar el pulso braquial. (Para colocación del fonendoscopio).
5º)
Cerrar la llave de la pera de goma y elevar rápidamente la presión del
manguito, 30 mm Hg por encima de la desaparición del pulso radial.
6º) Colocar la campana con membrana del
fonendoscopio sobre la arteria braquial.
7º)
Abrir suavemente la llave de la pera de goma, dejando bajar la presión de 2 a 3 mm Hg por segundo y 1 mm
Hg por latido del pulso en las bradicardias.
8º) Escuchar atentamente los sonidos que determina de la sangre por la arteria: Sonidos de Korottkoff.
Primero:
Sonido de toque tenue, corresponde a la máxima.
Segundo:
Sonido soplante.
Tercero: Desaparece el soplo y se escucha el
sonido de toque fuerte y vibrante.
Cuarto:
Cambio de tono, pasa el sonido de fuerte a apagado. Representa la 1ª mínima.
Siendo utilizada cuando el 5º sonido es 0.
Quinto:
Comienzo del silencio. No hay sonido. Representa la 2ª min. Es la más
utilizada.
9º)
Anotar las cifras obtenidas del brazo de mayor presión (puesto que debe tomarse
en ambos brazos la primera vez y dejar como brazo patrón el de mayor presión)
en la gráfica en forma de segmento o en cifra como un quebrado; señalando como
numerador la máxima y como denominador la mínima. Proponemos que esta última
técnica sea la que se utilice ya que deberemos aproximar la cifra de presión al
milímetro y no al centímetro como se realiza en algunos servicios.
Causas internas que
ocasionan error en la medida de la presión arterial
(1)
Arritmias.- En las arritmias la PA varia en función del llenado del ventrículo,
por tanto cada contracción tendrá una PA distinta. Como lo que necesitamos
conocer es la media hemodinámica, tomaremos la PA tres veces con un intervalo
de 5 minutos y anotaremos la media de todas las mediciones realizadas.
(2)
Extrasístoles.- Tras la pausa
compensadora de una extrasístole se produce una mayor PA debido a un llenado
excesivo del ventrículo. Por tanto haremos como en el caso anterior, la
tomaremos tres veces despreciando la PA más alta puesto que el resto de tomas
serán prácticamente iguales.
(3)
Fibrilación auricular.- Una fibrilación
auricular se manifiesta como una arritmia en el pulso. Por lo tanto, actuaremos
con el mismo procedimiento descrito anteriormente para las arritmias .
(4)
Estenósis aórtica.- Cuando existe una
estenosis aórtica pasa a turbulento el régimen laminar de la sangre a su paso
por las arterias, por lo que es audible. Esta patología hace que el quinto
sonido de Korottkoff se alargue hasta que la presión mínima o diastólica sea
cero. Para conocer la presión mínima debemos utilizar el cuarto sonido de
Korottkoff.
(5)
Insuficiencia aórtica.- Esta patología
se caracteriza por el flujo retrógrado de sangre desde la aorta al ventrículo
izquierdo, produciendo un sonido como en el caso anterior
Causas externas que
ocasionan error en la medida de la presión arterial
(1)
Falta de calibración del aparato.- Sí no está calibrado el aparato, es
imposible predecir el error, y saber si es por defecto o por exceso, por tanto
es necesario que periódicamente se manden los aparatos de toma de tensión a
revisar por un técnico especializado.
(2)
Manguito no colocado en la cara interna del brazo o sobre la arteria
Si la bolsa de goma está colocada lejos de la
arteria que debe comprimir para impedir el paso de la sangre, previamente tiene
que comprimir otros tejidos y esto hace que aumente la cifra de la PA, por
tanto nos dará cifras superiores a las que en realidad tiene la arteria. Esto
se subsana haciendo coincidir los tubos de goma del manguito con la cara
interna del brazo. No importa que estén por la parte superior o inferior.
(3)
Manguito inadecuado al perímetro del brazo.-
Más ancho de lo que corresponde, PA más baja. Más estrecho de lo que
corresponde, PA más alta. El manguito correspondiente o adecuado sería: =
perímetro del brazo en cm. x 0,4.
Conclusion
1.- Es un factor de riesgo importante para otras enfermedades, fundamentalmente para la
Cardiopatía Isquémica, Insuficiencia
Cardíaca, Enfermedad Cerebro Vascular, Insuficiencia
Renal y contribuye
significativamente a la
Retinopatía
2.- Es una de las enfermedades más
común y la más estudiadas en el mundo
3.-La ingestión de alcohol, el tabaquismo y los
antecedentes familiares de hipertensión arterial se erigieron como los
principales factores de riesgo asociados según las investigaciones realizadas.
Bibliografía
No hay comentarios:
Publicar un comentario